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El viento derriba árboles y vallas

El temporal causó apagones y obligó al amarre de parte de la flota pesquera

El temporal de viento que ayer azotó las provincias de Valencia y Alicante dejó tras de sí un rastro de incidencias en forma de derribos de árboles, desprendimientos del mobiliario urbano, apagones y amarre de la flota pesquera. En total, en las dos provincias los bomberos tuvieron que realizar cerca de 200 salidas. En ningún caso se registraron daños personales.

Las consecuencias más destacadas del fuerte viento, cuyas rachas llegaron a superar en algunos puntos los 80 kilómetros por hora, se produjeron en los municipios valencianos de Mislata, Torrent, Paiporta y Aldaia, donde los bomberos efectuaron cerca de un centenar de salidas. Además, el suministro eléctrico también se vio afectado con cortes de luz en las citadas localidades. En la ciudad de Valencia se registró la caída de diez árboles. La fuerza del viento también afectó a tres farolas y rompió numerosos cristales de ventanas, asó como toldos.

En Alicante, donde la incidencia del viento también fue muy notoria, los bomberos efectuaron alrededor de 70 salidas, 30 de ellas en la capital, sin que en ninguno de estos incidentes se registraran daños personales. Según detallaron fuentes del consorcio provincial de bomberos, las zonas más afectadas fueron Elche, Cocentaina y Alcoi. La virulencia del viento obligó a la naviera Balearia a cancelar una de las tres conexiones que diariamente enlaza la localidad de Dénia con las Islas Baleares, si bien se mantuvo las conexiones de las 20.30 y las 23.00 horas. A causa de la cancelación, 200 pasajeros se vieron afectados. Las embarcaciones que efectúan el recorrido entre Valencia y las Baleares no registraron ninguna cancelación.

Otro de los sectores que también padeció las inclemencias del tiempo fue la flota pesquera. Según fuentes de la cofradía de La Vila Joiosa, los 42 barcos permanecieron amarrados.

En Alcoi los bomberos realizaron al menos 11 servicios para retirar persianas, tejas, uralitas y cañerías que corrían peligro de desprendimiento y actuaron para retirar tres árboles caídos. Las incidencias afectaron a todos los barrios de la ciudad. En el centro histórico, un número importante de bovedillas de poliuretano, que se utilizan en la construcción de las viviendas, salieron despedidas por la fuerza del viento a primera hora de la mañana, golpearon a los viandantes y chocaron contra los vehículos.

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