Crisis abierta en los mercados

El deterioro de la economía ha pasado de ser un simple cálculo de probabilidades a constituir una realidad más que palpable ante la que gestores e inversores intentan ponerse a cubierto, aunque algo tarde.

El Ibex 35 cayó ayer el 3,37% y quedó por debajo de los 14.000 puntos debido a la desbandada que han provocado los últimos indicadores y noticias sobre la evolución de la economía.

En primer lugar, habría que situar el anuncio de Citigroup sobre sus resultados del último trimestre del pasado año, en el que superó todas las previsiones con unas pérdidas de 9.830 millones de dólares, con lo que se constató que los efectos de la crisis de las hipotecas de alto riesgo son tan perniciosos como duraderos. Datos como éste están minando la confianza de los inversores y de los consumidores, que reaccionan en forma negativa ante esta situación.

Las ventas al por menor bajaron el 0,4% en diciembre en Estados Unidos, confirmando así la entrada de aquella economía en una situación de auténtica crisis, mientras que en Alemania las expectativas sobre la economía cayeron con fuerza en enero.

En la primera quincena de enero el Ibex 35 ha perdido más de lo que ganó en todo el ejercicio pasado ante el repudio radical por parte de gestores e inversores de los valores financieros e inmobiliarios, en primer lugar, y del conjunto de la renta variable, en esta última jornada. De poco sirven algunas recomendaciones sobre la formación de carteras "defensivas" en las que las sociedades con negocios recurrentes y, por tanto, a salvo de las fluctuaciones cíclicas, serían las elegidas para tomar o mantener posiciones. Ayer circulaba por el mercado una sensación de catástrofe como no se había vivido en muchos meses. La caída del Ibex 35, la mayor desde agosto pasado, evidencia la decisión de muchos gestores e inversores de poner un "punto y aparte" a su presencia en el mercado de valores.

La contratación alcanzó los 6.842,09 millones de euros.