Madrugón para llegar al nuevo 'cole'
Los estudiantes del Sagrado Corazón se trasladan a dos escuelas distintas
No había amanecido todavía y a Pilar se le hacía difícil hablar. A las 7.30, esta madre de un niño y una niña despedía a sus hijos en el autobús escolar. Era el primer día del éxodo forzado del colegio Sagrado Corazón, tras el derrumbe parcial y fortuito del centro el pasado 25 de diciembre. En lo que resta de curso, los alumnos de secundaria y bachillerato acudirán al colegio público Miguel Hernández (Latina), los de primaria irán al High-lands (un centro de los Legionarios de Cristo, en La Moraleja) y los de infantil serán acogidos en un centro de las religiosas del Sagrado Corazón (Chamartín). Viajarán en autobuses, por turnos de 7.30 a 9.00. En cada autocar irán tres adultos acompañando a los alumnos.
La falta de licencia para los barracones obliga a retrasar las clases de infantil
"Me parece genial que mis hijos vean 'graffitis'. Es la cultura de la calle"
Mientras los hijos de Pilar, que se dirigían al colegio de Latina, miraban por la ventanilla, a ella se le humedecían los ojos. A unos cien metros, una excavadora escarbaba entre los escombros de lo que un día fueron las aulas de sus chavales. Los camiones iban y venían con toneladas de ladrillos rotos y una veintena de obreros coordinaban sus esfuerzos. "Sus mejores amigas se van del colegio", explicaba la mujer. Según su testimonio, en su familia no iba a ser fácil sobrellevar el cambio.
Los que no tomaron el autobús, sin embargo, fueron los alumnos de infantil. La falta de licencia para los barracones instalados en el centro de las religiosas del Sagrado Corazón suspendió el traslado. Según informó Guillermo Maylin, uno de los responsables de los corazonistas, se espera que las clases puedan iniciarse "a lo largo de esta semana", en cuanto la Junta Municipal de Chamartín dé el permiso. En cualquier caso, hoy tampoco irán a clase, según dijo.
A pesar de los nervios de algunos padres e hijos, en general había satisfacción por el orden con el que se hizo el traslado de los alumnos en autobús. "Para el poco tiempo que ha pasado desde que nos hemos quedado sin colegio, creo que se ha respondido bien", señalaba un padre. En lo que coincidían la mayoría era, sin embargo, en que la solución de urgencia adoptada se acataba como tal, sólo como un parche provisional durante lo que resta de curso. "Deberían informarnos de aquí a unas semanas sobre qué piensan hacer para el próximo año. Nosotros escogimos este colegio por la proximidad", argumentaba Begoña, una madre, dispuesta a cambiar a sus hijos de colegio. Esta mujer aseguraba que desde que se derrumbó el centro "las explicaciones dejan que desear".
El Sagrado Corazón señaló a través de Maylin que informará a los padres. Y añadió: "Lo ideal sería volver en Semana Santa o como tarde en verano". Según explicó, en el colegio cabrían un 80% de los alumnos ("todos menos los de infantil") que podrían volver a sus clases "en cuanto se haga el estudio completo de la estructura del edificio".
Una madre aseguraba que los corazonistas están poniendo "la mejor voluntad". Pero también calificaba de "engaño" las reuniones mantenidas entre los padres y los responsables del colegio en las últimas semanas. "¡Qué te voy a contar! ¡Pero si ni siquiera tenían licencia de obra!", se quejaba. El Sagrado Corazón no tenía permiso para construir un patio en la azotea del edificio y tampoco la tenía para construir un aparcamiento subterráneo.
De lo que se acordaron algunos padres, minutos antes de que partieran sus hijos hacia el colegio público Miguel Hernández, fue de los ya famosos graffitis del centro, borrados hace unos días tras las críticas de Maylin, así como de algunos padres.
Javier, uno de los padres que estaba ayer junto a la puerta principal del Sagrado Corazón, en la avenida de Alfonso XIII, decía: "Me parece estupendo que mis hijos vean graffitis porque es la cultura de la calle". Mientras, Begoña criticaba a los medios de comunicación por haber reproducido la polémica: "Ha parecido que no queremos que nuestros hijos vayan allí. Y no es así. Estamos encantados de que nos acojan. Me parece muy mal enfrentar a dos zonas de Madrid". Mientras, Maylin mostró su satisfacción por el estado actual del colegio: "Tiene otro aspecto, lo hemos pintado todo. Está muy bien".
Entre gritos y reencuentros de los niños con sus amigos, la vuelta al cole de los alumnos del Sagrado Corazón se realizó en orden. Fue bastante comentado entre los padres, satisfechos en general por ello. Entre los chavales hubo bastante entusiasmo. Unas madres lo comentaban mientras miraban a sus hijos.
-Lo están pasando bomba.
-Desde luego.
-¡Ya veremos cuando lleven 20 días madrugando antes de las siete de la mañana!
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