Cambio de ciclo y crisis financiera
En 2007 destacó el acusado cambio registrado en la escena económica mundial entre el primero y segundo semestres de dicho ejercicio. Hasta el mes de junio, el empleo, medido a través del número de afiliados a la Seguridad Social, creció en España a un ritmo anualizado superior al 6%. En el segundo semestre el ritmo anual de variación del empleo total respecto de junio descendió hasta el 1%. El estancamiento del empleo industrial y el retroceso del empleo en el sector de la construcción (-2,2%) fueron los responsables del cambio registrado en el mercado de trabajo.
El comportamiento a la baja del mercado de la vivienda en 2007 fue el principal factor responsable de la profunda desaceleración experimentada en el crecimiento de la economía española. En los tres primeros trimestres de 2007 las ventas de viviendas descendieron en un 12% y las iniciaciones cayeron en más de un 20%. Los precios de la vivienda, medidos a través de los precios de tasación, habrán crecido en 2007 en línea con los precios de consumo (4,3%).
Es posible que las viviendas iniciadas en España en 2008 se sitúen en torno a las 450.000 y que las ventas no lleguen a las 700.000
El cambio del ciclo de la construcción residencial puede detraer algo más de medio punto porcentual del crecimiento del PIB español en 2008
La inversión en vivienda, que viene a medir el volumen de construcción residencial realizada, debió desacelerar profundamente el crecimiento en la segunda parte del pasado año, lo que apunta a un descenso de dicha magnitud en 2008. Teniendo en cuenta el papel dinamizador del consumo privado desempeñado en los últimos años por los más altos precios de la vivienda, es muy posible que el cambio de signo del ciclo de la construcción residencial detraiga algo más de medio punto porcentual del crecimiento del producto interior bruto (PIB) de la economía española en 2008.
Las subidas de los tipos de interés de los dos últimos años, los persistentes altos precios de venta de las viviendas y los evidentes excesos de oferta de vivienda generados en bastantes mercados locales aparecen como los factores que en principio contribuyeron a ocasionar lo que se anunció como un aterrizaje suave de la construcción residencial. Pero la crisis financiera mundial surgida en el verano de 2007, tras constatarse que una cifra elevada de créditos subprime concedidos en Estados Unidos se había titulizado y distribuido a escala universal, dio paso a un cambio sustancial de talante por parte de las entidades de crédito y a una revalorización sustancial por las mismas del riesgo de crédito.
En un país como España, en el que la propiedad es la forma de tenencia hegemónica de la vivienda, la dependencia de la promoción y compra de viviendas respecto de la financiación crediticia es muy alta. En 1997, año inmediatamente anterior al inicio del último auge inmobiliario, el saldo vivo del crédito a promotor suponía el 3,7% del PIB de España. En 2007, 10 años después, dicha participación supera el 31%. Un proceso de racionamiento de crédito no garantiza precisamente que el aterrizaje vaya a ser suave.
Las masivas inyecciones de liquidez aportadas por algunos bancos centrales a los mercados de capitales no resolverán necesariamente el problema de solvencia que han ocasionado los bonos basura distribuidos por el mundo. El cambio cíclico de 2007 ha tenido bastantes puntos en común con los registrados en 1974 y 1990. En dichos ejercicios terminaron etapas prolongadas de intenso crecimiento y se iniciaron periodos de comportamiento más bien mediocre de la economía mundial.
En España el ajuste vendrá en 2008 de la mano del inmobiliario residencial. Es posible que las viviendas iniciadas se sitúen en torno a las 450.000 (850.000 en 2006), que las ventas no lleguen a las 700.000 (920.000 en 2006) y que retroceda la inversión en vivienda.
Según Paul Krugman (Facing up to bad loan, IHT, 23.10.2007), Alan Greespan se equivocó en tres ocasiones en cuanto a la valoración del mercado de la vivienda: en 2004, cuando elogió las ventajas de los créditos a interés variable frente a los de interés fijo; en 2005, cuando rechazó la idea de que había una burbuja inmobiliaria, y en 2007, cuando sugirió que lo peor de la caída del mercado de la vivienda ya había pasado.
No sólo se equivocó Greespan. Una reestructuración de la oferta productiva de la economía española hacia una participación más moderada en la misma del subsector de la construcción residencial tendrá un coste inevitable, pero no debe de resultar negativa, más bien al contrario. Sin embargo, la fortaleza del euro y el talante continuista de los ayuntamientos por continuar calificando suelo como urbanizable residencial, cuando el mercado de vivienda ha registrado un cambio tan radical, no favorecen el necesario ajuste hacia otras actividades. La nueva Ley del Suelo aprobada en 2007 no sólo debe de publicarse en el BOE.
La evolución de la economía española dependerá asimismo del alcance definitivo de la crisis financiera derivada de los créditos subprime que circulan por el mundo. Dichas crisis afectan a las pautas generales de préstamo y de gasto en la economía mundial. Como ha subrayado Martín Wolf (Why the credit squeeze is a turning point for the world, FT, 12.12.2007), la cuestión radica en cómo de estable y dinámica resulte ser la economía mundial que emerja del fuerte shock financiero de 2007.
Julio Rodríguez López es economista y estadístico. Gerente de la Universidad de Alcalá.
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