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Descartados todos los trasvases

El Gobierno catalán ha decidido desestimar de forma definitiva el trasvase del Ródano. "Es una operación costosísima desde el punto de vista económico, incierta desde el punto de vista político y con una falta de mecanismos jurídicos enormes porque afectaría a dos Estados", sostiene el consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar. En su opinión, implicaría la construcción de una tubería, exigiría un mordisco al territorio equivalente a una autovía -"20 metros de ancho por más de 300 kilómetros"-, para acabar dependiendo de "una sociedad público-privada francesa en cuyas manos estaríamos para el caudal y a ver qué precios nos aplicaría".

Negocio sin sentido

"Creemos que este negocio no tiene sentido. Las obras costarían más de 1.000 millones de euros y podrían tardar entre siete y nueve años. Evidentemente, no podemos estar ese tiempo con el riesgo y la incertidumbre. Por tanto, descartado el Ródano y los trasvases internos, que no tienen ninguna lógica, lo fundamental es plantearse un sistema de desalinización potente".

Las desalinizadoras previstas suponen una aportación de unos 200 hectómetros cúbicos anuales. Es decir, el déficit de este año, en el que la sequía ha alcanzado récords históricos.

El proyecto de las desalinizadoras se basa en una premisa: Cataluña puede seguir creciendo en población, pero esto no implica más consumo. "La prueba", señala Baltasar, "es que desde el año noventa y pico hemos pasado de 6 millones de habitantes a 7,3 millones. Este crecimiento en ningún caso se reproduce en el consumo. Querrá decir que en los noventa se malgastaba más agua que ahora. Pero es evidente que en estos momentos no ha crecido el consumo del agua en proporción al crecimiento del número de habitantes y de actividades, entre otras cosas, primero, porque cada vez hay una mayor conciencia ciudadana de este asunto: las industrias trabajan mejor, se recicla y se reutiliza mucho más. También hay un factor, no pequeño, que es el precio del agua. Hace unos años era, por decirlo de alguna manera, irrisorio, ahora cada vez pesa más y, debemos ser conscientes, pesará cada vez más, porque estamos hablando de un bien que no es ilimitado, no se puede tirar".

El principal consumidor de agua es la agricultura: el 80% de los más de 3.000 hectómetros cúbicos que consume Cataluña anualmente. Baltasar entiende que es necesario ayudar al sector a reconvertirse, pero que es mejor hacerlo fuera de un periodo de sequía.

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