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Sarkozy anuncia que eliminará este año la jornada laboral de 35 horas

El presidente explica que la crisis francesa obedece a "causas endógenas"

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció ayer a sus compatriotas que se dispone a impulsar una "política de civilización" para que Francia sea "el alma del nuevo Renacimiento que el mundo necesita". Pero en su esperada comparecencia ante más de 600 periodistas con motivo del año nuevo, tras un discurso brillante aunque sin grandes novedades evitó pronunciarse sobre el asunto que más preocupa a los franceses y que fue el eje central de su campaña electoral: el deterioro del poder adquisitivo agudizado ahora por la sombra de la posibilidad de una crisis económica. Señaló, eso sí, que este año acabará con la semana laboral de 35 horas implantada por el Ejecutivo socialista de Lionel Jospin.

"¿Qué esperan que haga? ¿Que vacíe las arcas del Estado que están vacías?"
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"Reducir el debate político francés a la única cuestión del poder adquisitivo es absurdo, tan absurdo como el hecho de que yo fuera el único en hablar de ello ", dijo cuando le fue planteada la cuestión en el turno de preguntas. "¿Qué esperan que haga?", añadió, "¿que vacíe las cajas del Estado que ya están vacías?". Para Sarkozy, las malas perspectivas de la economía mundial no tienen nada que ver con el problema central de Francia. Al margen de la coyuntura internacional, comentó, existen "causas endógenas" que hacen que crezca menos que otros países. Por eso pretende acabar este año con la semana laboral de 35 horas de modo que se pueda "trabajar más para ganar más". "No trabajamos lo suficiente y otros lo hacen más", sentenció.

Sarkozy considera, de todos modos, que los actuales sistemas de medición del crecimiento económico no reflejan la realidad que percibe la sociedad. Por ello, anunció que ha creado una comisión de expertos, presidida por los premios Nobel de Economía Amartya Sen y Joseph Stiglitz, para que establezca un nuevo sistema para medir crecimiento en el sentido de que valore más "la calidad".

Sarkozy retomó ayer para su discurso el concepto de la "política de civilización", tomado prestado del sociólogo Edgar Morin, un claro referente de la izquierda francesa. Para el inquilino del Elíseo consiste en "poner al individuo en el centro de la acción política, rehumanizar la sociedad y realizar los cambios indispensables al servicio del ciudadano". En este sentido, anunció que introducirá nuevos derechos en el prólogo de la Constitución, que incluyan normas para garantizar la igualdad entre sexos y el respeto a la diversidad; entendiendo esto como una redefinición de lo que se conoce como discriminación positiva.

Cuando ya se cumplen ocho meses de su llegada a la presidencia de Francia, se empieza a imponer la evidencia de que las reformas que Sarkozy prometía impulsar con urgencia tardarán más tiempo de lo previsto. Las medidas tomadas antes del verano, esencialmente en materia fiscal, para introducir dinero en el bolsillo de los consumidores, no parecen haber tenido un efecto determinante en el impulso del crecimiento. Ayer, el presidente protagonizó un cierto cambio de estilo. Sin abandonar el voluntarismo, pareció asumir también el papel del estadista que se plantea una acción a largo plazo, más en el rol clásico presidencial que en el de un hiperactivo jefe del Ejecutivo con el que se ha vestido.

"Hace falta saber lo que se quiere hacer: si continuar o cambiar", afirmó. "Yo cambiaré sin tabúes y obtendremos resultados". Desde la oposición surgió ayer en boca del primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, una crítica certera: "Durante cerca de dos horas, Nicolas Sarkozy ha intentado crear la ilusión de movimiento", señaló; "ha disertado sobre filosofía y civilización para evitar responder a las cuestiones esenciales".

Nicolas Sarkozy,  en su primera rueda de prensa tras su nombramiento.
Nicolas Sarkozy, en su primera rueda de prensa tras su nombramiento.AFP

Los principales cambios que planea el presidente

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, recorrió las cuestiones más importantes, lanzando propuestas en cada una de ellas, desde una reforma de las instituciones a la búsqueda de un capitalismo con rostro más humano. Éstas son las principales:

- Inmigración. Quiere un sistema de cuotas para "controlar los flujos migratorios" y crear una jurisdicción especial para "los derechos de los extranjeros". Negó que Francia trate como criminales a los inmigrantes irregulares por internarlos en centros desde los que son repatriados. Aseguró que los presidentes italiano y español, Romano Prodi y José Luis Rodríguez Zapatero, le habían pedido proceder conjuntamente "a expulsiones colectivas". Fuentes españolas señalaron que los vuelos conjuntos de repatriación de inmigrantes se coordinan a través de la UE.

- Medios de comunicación. Propuso que las cadenas de televisión pública francesas abandonen la publicidad y se financien a través de una tasa "ínfima" recaudada sobre el incremento de los ingresos publicitarios que obtendrían los canales privados y "las cifras de negocios de los nuevos medios, como el acceso a Internet y la telefonía móvil". Asimismo, sugiere la creación de un grupo público audiovisual para propagar la cultura francesa por el mundo, bautizado France Monde, formado por las distintas cadenas que actualmente funcionan por separado.

- La política de las ciudades. El presidente anunció que presentará en febrero junto a la secretaria de Estado Fadela Amara su plan para las barriadas de las grandes ciudades. Dijo que su mandato redefinirá el concepto de ciudad. "No es un simple problema de gestión, es un problema que se pone cada vez que la relación del hombre con el espacio se deteriora". Anunció "una reflexión sobre el Gran París", bajo el ángulo "del urbanismo, de la arquitectura, de la gobernanza, de la sociabilidad, de la calidad de vida". Una referencia que tiene claros tintes electoralistas ante las municipales, en las que se implicará.

- Reforma institucional. Quiere "una democracia irreprochable". La reforma de las instituciones que ahora estudia el Comité Balladur, dijo, "asegurará un mejor equilibrio de poderes revalorizando el papel del Parlamento y otorgando a los ciudadanos nuevas libertades". El preámbulo a la Constitución, que redactará Simone Veil, no versará sólo sobre cuestiones jurídicas, sino que también "introducirá los problemas filosóficos, morales y éticos que plantea la modernidad en nuestra Constitución".

- Medio ambiente. El Gobierno recurrirá a la cláusula de salvaguarda sobre los cultivos en Francia de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) hasta que la Comisión Europea adopte una decisión. Sarkozy aseguró que las conclusiones del grupo de trabajo que estudia el asunto "se cumplirán escrupulosamente".

- El capitalismo y el mercado. "El capitalismo financiero tiene necesidad de ser moralizado", dice Sarkozy. "Frente al aumento de la potencia de los fondos especulativos extremadamente agresivos que no obedecen tan sólo a la lógica económica, no es cuestión de que Francia siga sin reaccionar. Todo no puede abandonarse a un capitalismo financiero dejado a su aire".

- Universidades y hospitales. Para el presidente Sarkozy, el sistema universitario y el hospitalario representan la peor cara del deterioro del modelo público francés.

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