Tres jóvenes mueren al incendiarse su coche en un choque a 200 por hora
Un viajero ileso intentó apagar las llamas que carbonizaron a sus amigos
La ciudad de Alaior (Menorca) enmudeció en la madrugada de ayer. La magia de los Reyes quedó tachada por el luto de la muerte en la carretera de tres de sus jóvenes vecinos, Alex, Ricard y Andreu, dos trabajadores y un estudiante, de entre 18 y 20 años. Los tres muchachos quedaron carbonizados en el interior del vehículo que ocupaban, que se salió de la carretera y se incendió. Un cuarto amigo, el copiloto, Ángel, de 20 años, sobrevivió para contarlo. "Ha vuelto a nacer", observó su madre. Resultó con heridas leves y fue quien avisó a la policía. La policía calcula que el automóvil, un Golf deportivo de 200 caballos de potencia, iba a unos 200 kilómetros por hora.
Francesc, jefe de la policía local de Alaior, estuvo en el escenario de la tragedia. "Ha sido un día muy largo. Nada pudimos hacer", comentó ayer por la tarde. Cuando el ocupante ileso quiso ayudar a sus amigos, una súbita llamarada envolvió el amasijo de hierros del coche siniestrado. Posiblemente una colilla de un cigarrillo prendió los gases de la gasolina desparramada tras el impacto. Los tres cuerpos quedaron carbonizados, dos atrapados en sus asientos y uno debajo de la chatarra. "No es posible poner un nombre a cada cadáver", comentó un guardia civil. El superviviente, preso de un 'shock' postraumático, recobró la memoria tras dos horas en el hospital. Anoche no se habían programado las exequias. Las tres familias estaban a la espera de las autopsias.
Una joven, familiar de uno de los fallecidos, fumaba ayer tarde compulsivamente, con la mirada vacía y rodeada de amigas llorosas. En las puertas de las casas a las que llegó la muerte (todos se conocen en Alaior, de apenas 9.000 habitantes) se congregaron amigos, parientes y conocidos, consternados. "Volaban [con el coche] y se han estrellado", detalló una autoridad insular al describir el accidente. "Causa posible: velocidad excesiva por parte del conductor", señaló en su primer parte de atestado la Guardia Civil de Tráfico. "Posiblemente iban a 200 por hora", calculó un policía local. En Menorca no se pueden superar los 90 kilómetros por hora, y 110 en adelantamientos. El siniestro sucedió a las 04.35 horas, cuando el Golf, trucado para correr más, según algunos vecinos, trazó recto una curva abierta de una carretera insular de dos carriles que rodea el pueblo de Alaior, una "ciudad industrial y universitaria", con poco paro.
La expedición de amigos procedía de la zona de ocio y copas del Puerto de Mahón, a doce kilómetros del lugar del accidente, y había emprendido el camino de retirada. Iban a acompañar a su casa a uno de los malogrados viajeros.
Con una manguera de jardín, el propietario de la casa vecina al lugar de la brutal colisión, intentó sofocar el fuego. Le despertó el estruendo. Y es que el motor del Golf salió despedido, "proyectado", anotó un policía. El conductor del vehículo, Alex Barber López, de 20 años, murió. Era operario de una fábrica de bisagras, al igual que el amigo que resultó ileso, Ángel Roman Vives, que estaba somnoliento en el momento de la colisión. Otro de los fallecidos es Ricard Rotger Vivent, de 18 años, estudiante universitario en Barcelona, hijo de una funcionaria de la delegación de Tráfico. El tercer fallecido es Andreu Palliser Triay, de 20 años, empleado en la empresa Bobinajes Borrás. "Se trababa de un grupo de amigos: Ricard había jugado al futbol conmigo, de portero en el Alaior juvenil", comentaba ayer su paisano Miquel, con los hombros encogidos. Los padres de dos de los fallecidos son camioneros de Alaior.
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