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Se llevará en 2008

Cuatro tendencias con futuro para inspirarse en rebajas

Eugenia de la Torriente

Ya no hay bola de cristal que valga. Sabemos tanto y tan rápido que hasta las tendencias (antes etéreos oráculos) viven hoy sometidas a una competencia sin duda más propia del prime time televisivo. Pero aunque adivinar qué se llevará exactamente en 2008 es poco menos que imposible, sí hay una cierta dirección común en las propuestas para la próxima primavera.

Se aparca la mujer afilada y oscura, y la mezcla de colores vivos, luminosos estampados y líneas envolventes anticipa una temporada, si no más dulce, sí más alegre. Información que, más allá de la lotería del acierto estético, puede servir para comprar en rebajas con visión de futuro. Nadie garantiza premio, pero quien no rasca, no gana. Y aquí van cuatro bolas (de cristal y de la lotería de las tendencias) con muchas posibilidades. Quién sabe, quizá puedan inspirar si piensa pasearse estos días por las rebajas.

- Flores. A estas alturas ya ha dado la vuelta al mundo el paseo que Nicolas Ghesquière se ha pegado por los archivos de Balenciaga, gracias a una colección que ha sacado a la luz la vertiente más colorista del austero maestro. Sus rígidos y mínimos conjuntos no están solos en la defensa de una primavera eminentemente floral, pero sí la dotan de una peculiar intención. Las flores pueden ser delicadas o histriónicas, realistas o imposibles, pero en todo caso no son dóciles. Ni cándidas. Ghesquière utiliza pétalos y tallos, sí, pero en piezas tan armadas que casi son armaduras. Y las combina con sandalias de gladiador hasta la rodilla. Será un año de flores, pero no de floreros.

- Colores audaces. Estridentes naranjas, furiosos verdes o impetuosos rojos. Hay auténtica violencia en los tonos que se avecinan y mucha libertad en su uso. Aunque no se trata de una pura concesión a la fantasía, ya que las formas son secas y casi cortantes. Raf Simons trabaja la oposición cromática con precisión quirúrgica, y al uso de lo estridente se apuntan sensibilidades en principio tan dispares como las de Alber Elbaz (en Lanvin) o Consuelo Castiglione (en Marni).

- Marcar la cintura. Los pantalones de talle alto se generalizan. En otras palabras, dejan de ser una curiosidad sólo apta para valientes y se postulan para convertirse en una mucho más adulta norma. Pero en realidad el dibujo de casi cualquier silueta se traza de forma que enfatice la cintura. Alexander McQueen o Stefano Pilati para Yves Saint Laurent coinciden al realzar la estrechez del talle con cinturones de gráfico contraste. Otros, como Ghesquière en Balenciaga o Karl Lagerfeld en Chanel, incluso disparan los hombros para triangular al máximo el torso.

- Transparencias. Jugar con lo invisible y con lo oculto ha sido una ocurrencia común y bastante más festiva de lo habitual. Marc Jacobs empezó su polémico desfile en Nueva York con vestidos de noche deshechos de los que surgían prendas interiores que emulaban la piel desnuda. En París, y esta vez para Louis Vuitton, llevó la idea a un plano más jovial y trató el tul y la seda como si fuera ligerísimo algodón de azúcar alrededor de las modelos. Las nubes de tejido transparente también se vieron en Milán de la mano de Dolce&Gabbana, quienes enfatizaron la abstracta construcción con gruesos brochazos de pintura. Los italianos apuestan a que la idea también puede madrugar si se combina con pantalones aptos para una mañana en la oficina. Funcional no resulta, pero erótico lo es un rato. Y eso siempre tendrá su público.

Cuatro tendencias en cuatro siluetas. Colores audaces en la visión de Consuelo Castiglione, de Marni; cintura marcada en un diseño de Stefano Pilati para Yves Saint Laurent; dosis doble de flores, según Nicolas Ghesquière para Balenciaga; y transparencias, de Dolce&Gabbana.
Cuatro tendencias en cuatro siluetas. Colores audaces en la visión de Consuelo Castiglione, de Marni; cintura marcada en un diseño de Stefano Pilati para Yves Saint Laurent; dosis doble de flores, según Nicolas Ghesquière para Balenciaga; y transparencias, de Dolce&Gabbana.

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