Alberto Alonso, coreógrafo
Uno de los fundadores del ballet cubano, fue el creador de la 'Carmen suite' para Maya Plisétskaya
El ex bailarín, maestro, director de compañía y coreógrafo Alberto Alonso murió el 31 de diciembre en su casa de Gainesville, Florida, a los 90 años. Había nacido en La Habana el 22 de mayo de 1917 y era sin duda una figura capital de la historia de la danza en la isla caribeña, además de una de sus más señeras personalidades de proyección internacional. Su catálogo, con 110 títulos, es el más amplio del ballet cubano y el que reviste mayor peso estético. Hermano menor de Fernando Alonso y cuñado de Alicia Alonso, formaron un trío de artistas sobre cuyas trayectorias se asienta la gesta fundacional del ballet cubano. Fernando y Alberto eran hijos de Laura Rainieri, mujer entusiasta del ballet que les impulsó en sus carreras y aspiraciones.
Alberto estudió con Nikolas Yabrovski en 1933 en Pro-Arte Musical y poco después pulió su formación con Tchernicheva, Preobajenska y Idzikowski, todos provenientes del tronco de los Ballets Russes de Diaghilev; también fue Alberto Alonso el primer cubano que tuvo un contacto profesional y profundo con coreógrafos como Mijail Fokin, George Balanchine, Anton Dolin, Jerome Robbins (de quien se reconocía influenciado y en quien veía como el más grande de los creadores norteamericanos de ballet) y Antony Tudor. A los 17 años ingresa en los Ballets Russes del Colonel de Basil, que le selecciona como bailarín de carácter y debuta en obras como Petroushka, Príncipe Igor, Espectro de la rosa y El hijo pródigo, entre otros. En 1943 se incorpora al American Ballet Theatre en Nueva York y en 1945 participa en la comedia musical Yolanda y el ladrón con Fred Astaire y Lucille Bremer, bajo la dirección de Vicente Minelli. En 1948 regresa a Cuba para el momento del nacimiento del Ballet Alicia Alonso, base que sería del actual Ballet Nacional de Cuba.
También fue quien gestionó la idea de un ballet sincrético que reuniera junto a la técnica académica y la tradición internacional, los elementos autóctonos provenientes del arte afrocubano y la plástica criolla. Ese decálogo inspiró su obra Antes del alba, de 1947, protagonizada por Alicia Alonso, con música de Hilario González y diseños de Carlos Enríquez. Su primer ballet fue Concerto en 1943, obra abstracta sobre Vivaldi y Bach que muchos consideran aún hoy su obra maestra.
Entre 1950 y 1953 tuvo compañía propia en La Habana y allí ya empezó a fusionar el folclore y las tradiciones con los ecos del ballet moderno. Tras superar un cáncer y los avatares del ostracismo político, Alberto Alonso y su tercera esposa, la bailarina Sonia Calero (una institución de los ritmos cubanos tradicionales) emigran a Miami en 1993 y se vincula al Santa Fe Community College en Gainsville, donde imparte clases y deja el poso de su experiencia.
De su idea del ballet sincrético salen desde los años cincuenta obras como Sombras, El güije, Maleficio, Quimbisá y La rebambaramba, hoy todos olvidados o retirados del repertorio de la compañía oficial cubana. En otro terreno, hizo obras como Un retablo para Romeo y Julieta, que Antonio Fernández Reboiro filmó para el Instituto del Cine Cubano (Icaic). Su comedia musical Un día en el solar (1965) marcó un hito para el género en Cuba y retomaba su experiencia en los cabarés de antaño, donde llegó a contar con más de 100 bailarines en el legendario Saint Souci. La historia de Alberto Alonso está llena de anécdotas. En 1966 lleva El solar a Moscú y le visita en el camerino una joven y radiante Maya Plisétskaya con su madre, le felicita y le dice que debe volver a Moscú para hacer un ballet de creación en el Bolshoi. Y de allí surge Carmen suite, que fue idea de gran ballerina rusa. Al volver a Cuba de esa gira triunfal, se encuentra con su cese fulminante: un decreto estipulaba que quien no fuera miembro del Partido Comunista no podía dirigir una institución cultural. Enseguida le llegó la invitación de Moscú, y con reticencias de las autoridades cubanas, partió para la URSS. El 20 de abril de 1967 se estrenaba Carmen suite en el Bolshoi.
Después volvió a montar esa Carmen en Cuba para Alicia Alonso y en 1988 para la compañía oficial española (la bailó también Arantxa Argüelles), que entonces dirigía Plisétskaya. En 2002, ya en el exilio, la monta en el Sarasota Ballet y Maya le invita de nuevo a Moscú en 2006, remonta la obra para la pujante estrella Svetlana Zajarova en los fastos por los 80 años de la artista.
Alberto Alonso se casó tres veces con tres grandes bailarinas: primero la canadiense Alexandra Denisova (nombre artístico de Patricia Denise Meyers); después con Elena del Cueto y por terceras nupcias con Sonia Calero, que le acompañó hasta su muerte.
Su último gran ballet fue Diario perdido, una compleja obra coral con música del italiano Alberto Bruni Tedeschi, estrenada en 1986 primero en La Habana y después en la Ópera de Roma, donde hablada del artista y su memoria. Su primera creación en el exilio fue ¡Si señor es mi son!, estrenada por el Ballet Hispano de Nueva York en 1995. En septiembre de 2006 el Festival Internacional del ballet de Miami le concedió el Premio una Vida por la Danza. Sus cenizas serán esparcidas hoy en el mar, tal como era su deseo.
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