La joven de Agost murió por hipotermia
Los análisis de orina y tejido determinarán si consumió sustancias psicotrópicas
"¿Qué le habrá pasado a esta chica por la cabeza?", se lamentaba ayer una conocida de María Dolores Yeste, la joven de 22 años que despareció en extrañas circunstancias la madrugada del 26 de diciembre y que posteriormente apareció muerta en una de las crestas de la sierra del Maigmó, en Agost. Esta afirmación recoge el sentir de los vecinos de esta pequeña localidad de L'Alacantí, que abarrotaron ayer la iglesia de San Pedro Apóstol, donde se celebraron las exequias fúnebres.
El resultado de la autopsia del cadáver revela que la joven falleció a causa de una hipotermia. No obstante, la policía judicial está a la espera de conocer los análisis de orina y de tejido para averiguar si consumió sustancias psicotrópicas que le hubieran empujado a coronar la cima sin ropa y zapatillas, en un paraje donde las temperaturas descienden hasta los cuatro grados bajo cero en invierno. Fuentes de la investigación informaron de que el cadáver no presentaba marcas de violencia y sólo las plantas de sus pies estaban dañadas, señal de que la joven caminó durante horas en un terreno abrupto. Aunque la Guardia Civil mantiene abiertas todas las líneas de investigación, la hipótesis de que su comportamiento fuera inducido por grupos religiosos o sectas pierde fuerza. Las pesquisas barajaron inicialmente esta posibilidad ante las extrañas circunstancias en las que apareció el cadáver, en una cresta de la sierra a unos 1.000 metros de altura y desnudo, así como la postura del cuerpo, de piernas y brazos abiertos y sólo con unas gafas. A esto se sumó la localización en la habitación de la joven de volúmenes de autoayuda así como de una Biblia con pasajes subrayados que aludían a que "la salvación está en la montaña".El cuerpo de la joven fue inhumado ayer por la tarde en su localidad en medio de una gran consternación. La entrada y salida del féretro a la iglesia estuvo acompañada de un plomizo silencio, que sólo rompían los sollozos de la madre de la joven fallecida. Cientos de personas, entre familiares, amigos y vecinos, abarrotaron la iglesia. El juzgado número dos de Novelda prohibió su incineración, deseo expreso de la víctima, al encontrarse bajo investigación judicial. El órgano judicial mantiene bajo secreto sumarial las investigaciones.
Las incógnitas sobre la desaparición y muerte de María Dolores alcanzan a su personalidad y estado emocional. Su circulo más próximo dice que se trataba de una chica que "siempre" tuvo un comportamiento normal, salvo en sus últimos días. Según el relato de su novio, Eduardo Sánchez, días atrás realizaba acciones "extrañas". Otros allegados, según la investigación, detallan que la joven había sufrido episodios de inestabilidad emocional.
Así fueron sus últimas horas. María Dolores abandonó la casa de su pareja, en Alicante, sobre la una y media de la noche del 26 de diciembre. Tras telefonearle de madrugada y advertirle de que "no se fiaba de nadie", se personó de nuevo en el domicilio de su novio en pijama, zapatillas de casa. "No llegó a bajar del coche", contó Eduardo. Con los ojos desorbitados y cara cariacontecida le dijo: "Si confías en mí, coge a tu familia y vete a la montaña". Hasta en dos ocasiones más volvió a telefonearle. En su última conversación, sobre las siete de la mañana, repitió que huyera a la montaña. Nada más se supo de María Dolores. Cinco días después apareció su cadáver.
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