Los países emergentes crecen el triple que los avanzados en 2007
La economía mundial culmina el lustro de mayor expansión en tres décadas
De los organismos internacionales que toman la temperatura a la economía mundial sólo llegan diagnósticos pesimistas desde el verano. Ya sean del Fondo Monetario Internacional (FMI), de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), de Bruselas o Washington, los analistas coinciden en que la economía se enfría. Una percepción que hizo rebajar al Gobierno español su previsión de crecimiento (del 3,3% al 3,1%) para este año. Pero la resaca financiera tras la crisis de las hipotecas de alto riesgo estadounidenses oculta el bosque de las grandes cifras: la economía mundial cerró en 2007 el lustro de mayor crecimiento en tres décadas. Y el aporte de los países emergentes fue más importante que nunca.
China encadena 17 años con crecimientos superiores al 7,5%
El FMI destaca que la crisis hipotecaria afecta más a los países desarrollados
Las estimacions preliminares del FMI señalan que el crecimiento de la economía mundial en 2007 fue del 5,2% respecto al año anterior. Y también que esa expansión es posible gracias al ritmo de crecimiento de los países emergentes (8,1%), más del triple que el registado por los países más avanzados (EE UU, UE, Japón o los tigres asiáticos), que se quedan en el 2,5%.
Un análisis más exhaustivo de las cifras del Fondo reflejan que la economía mundial acumula ya cinco años con un crecimiento anual superior al 4%, una tendencia sin parangón desde el primer lustro de los años setenta. Y que para la espectacular aportación de los países emergentes y menos desarrollados no hay referencias en la serie estadística. Si se cumplen las estimaciones para 2007 divulgadas en octubre, basadas en datos oficiales ya muy avanzados, la diferencia entre el ritmo de crecimiento de estas economías y el de los países más avanzados se habrá ampliado hasta una diferencia récord de 5,6 puntos.
Dos terceras partes del crecimiento mundial en 2006 (5,4%) ya correspondieron a las economías emergentes y los países menos avanzados. De hecho, si se mide la evolución de las economías en paridad de poder de compra (según la capacidad de compra de cada economía y no según los tipos de cambio de las monedas), China es el país que más contribuye al crecimiento mundial en los últimos siete años, por delante de EE UU.
En 2006, China aportó un 25% del crecimiento mundial, y su contribución, la de India y la de Rusia, supone la mitad de esa expansión. La buena marcha de la economía mundial en el lustro que cierra 2007 está muy ligada al despegue de los dos gigantes asiáticos. China empezó a crecer por encima del 10% anual desde 2003. Y desde ese año, el PIB indio siempre ha superado el 7% anual.
Según las estadísticas que ha recopilado el FMI desde 1970, India rompió su techo de crecimiento en 2006 (9,7%) y este año cerrará en el 8,9% anual. China, que crecerá este año un 11,5% obtuvo sus mejores registros en los primeros años noventa. Pero lo más relevante en su caso es que, desde 1990, el PIB chino no ha crecido nunca por debajo del 7,5% anual. Una expansión sostenida que ya la sitúa, en paridad de poder de compra, como segunda economía mundial tras Estados Unidos. India rivaliza con Alemania y Japón por los siguientes puestos en el escalafón.
Al tirón de los gigantes asiáticos, se suman este año el buen desempeño de Rusia (7%), la economía brasileña (4,4%), o Suráfrica (4,2%) para completar el brillante cuadro macroeconómico de los países emergentes.
Las previsiones de los organismos internacionales vaticinan que la tendencia se intensificará en 2008. A favor juega que la crisis hipotecaria parece tener menos repercusiones en estos países, antes muy sensibles a cualquier problema financiero internacional. "El impacto ha sido menor que en otros episodios de turbulencias financieras y los valores bursátiles en estos mercados emergentes vuelven a batir récords", destaca el FMI.
Cuando el Fondo revisó a la baja en octubre sus previsiones para 2008, lo hizo en mucho mayor medida para las economías avanzadas, cuyo crecimiento estimado pasó del 2,8% al 2,2%. En los países emergentes, el retoque fue mínimo, al pasar la previsión del 7,6% al 7,4%.
Más desigualdad
La economía mundial ha acelerado su ritmo de crecimiento, pero también ha aumentado la desigualdad en la distribución de los ingresos. Como ya hicieran recientemente la OCDE o la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional dedica un capítulo especial de su último informe sobre la evolución económica a medir cómo influye la globalización y el cambio tecnológico en el reparto de las rentas.
El estudio del FMI parte de constatar que, entre 1990 y 2000, los ingresos de pobres y ricos en todas las zonas geográficas aumentaron, beneficiándose del crecimiento mundial. Pero eso no sirvió para acortar las distancias entre la parte de la renta que acumulan los ricos y la que concentran los más pobres, más bien al contrario.
Sólo en África subsahariana y los países de Europa del Este, los pobres ganaron terreno en el reparto de renta, mientras que México y Brasil han mejorado algo su distribución de ingresos en los últimos años. Y es en China, la locomotora económica mundial, donde más ha aumentado la desigualdad.
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