Sobre la situación de Bélgica
He leído con mucho interés su reportaje del 23 de diciembre sobre la situación de Bélgica. Me parece claro, ponderado y muy objectivo, basado en una verdad histórica pero difícil de aceptar para algunos por sus consecuencias: Bélgica siempre ha sido un Estado artificial, como concluye el artículo El reparto de Belgica. Sin embargo, me parece útil añadir una corrección y un comentario.
Una corrección sobre las familias francófonas que compran terrenos en los municipios flamencos que rodean Bruselas: la causa no son los precios más baratos, son también caras, sino el deseo de salir de la ciudad y vivir en la campiña. Al lado de los francófonos pobres en Valonia hay también francófonos ricos, sobre todo en Bruselas. Ellos pueden permitirse esta inversión. Su mala voluntad para aprender y hablar neerlandés con la población autóctona es causa de irritación y aversión de muchos flamencos por los políticos valones que sostienen este compartimiento.
Un comentario adicional sobre la formación de larga duración del Gobierno: no nos preocupamos mucho en Bélgica de la demora en esta formación, porque 55 de los impuestos están transferidos y son controlados por los gobiernos regionales, que continúan funcionando de manera autónoma en asuntos importantes, sin ninguna supervisión del Estado federal. Bélgica ya realiza hoy transferencias de competencias más importantes que las del sistema español para las comunidades autónomas.
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