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Columna
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Eficacia y eficiencia

Al conocerse el informe de la Sindicatura de Cuentas, el consejero de Economía, Gerardo Camps, se ha apresurado a afirmar que la auditoría refleja "una gestión eficiente y eficaz de las cuentas públicas". El consejero es, sin duda, un hombre generoso a la hora de valorar el trabajo propio. No se lo reprocharemos. Pocas cosas resultan tan desagradables como la falsa modestia en boca de un político. Por fortuna, es un vicio en el que no acostumbra a incurrir Gerardo Camps, que suele mostrarse muy orgulloso y convencido de su tarea, como el resto de los miembros del Gobierno.

Me pregunto, sin embargo, si puede hablarse de eficiencia y eficacia cuando nos referimos al Palau de les Arts. Esta obra magnífica, que deberá catapultarnos algún día a las cimas de la cultura europea y tal vez de la mundial, empezó con un presupuesto de 84 millones de euros y hoy anda por los 442. El incremento no es insignificante. A ello, debemos sumar los contratiempos sobrevenidos, que tampoco han sido escasos: fallos en la maquinaria, inundación del edificio, butacas sin visibilidad... Como es natural, ha habido que efectuar las reparaciones correspondientes, que no han resultado nada baratas en una obra de estas características. A la vista de los datos ¿diría el consejero de Economía que ha habido una gestión eficiente y eficaz del dinero público en el Palau de les Arts?

Vayamos ahora a la Ciudad de la Luz, ese "referente internacional" al que habían de acudir "las grandes producciones de majors americanas". Después de algunos años de funcionamiento, con una inversión económica cuidadosamente ocultada a los ciudadanos -no hay que asustar a los votantes-, se han rodado una veintena de películas. Los rodajes han estado subvencionados, es decir, hemos pagado a las productoras para que vengan a la Ciudad de la Luz. Todo indica que continuaremos de ese modo en los próximos años, mientras se dan a conocer los estudios. De momento, y según el informe de la Sindicatura, entre 2005 y 2006 se firmaron 15 contratos por valor de 12 millones de euros. Asterix en los Juegos Olímpicos obtuvo la mayor subvención: 4,7 millones de euros. Aún recordamos con agrado la fotografía del presidente Francisco Camps, junto al actor Gerard Depardieu. Una fotografía magnífica, que publicaron los periódicos.

¿Quiere el consejero de Economía que hablemos de la eficacia y la eficiencia de Ciegsa? Nada nos gustaría más que hablar de ello pero, por el momento, resulta imposible pues desconocemos las cuentas de la empresa. El día que se expongan a la luz pública, admiraremos su eficacia y su eficiencia que, por el ritmo que imprime la empresa a sus obras, deben ser más que notables. Mientras tanto, el único aval de que disponemos es la palabra del consejero que, aunque no deja de ser una palabra interesada, nos merece el mayor respeto. Podríamos continuar hablando de eficiencia y de eficacia en Canal 9, o en la Ciudad de las Artes, pero me temo que acabaríamos por fatigar al lector.

En los negocios, suele decirse que lo que no son cuentas son cuentos. Coge usted a un banquero, le muestra las cuentas de la Generalidad -incluido el aumento de la deuda registrado durante el último año- y al cabo de rato obtiene usted una opinión terminante, definitiva, sobre la cuestión. Es lo que sucedería en la economía real. En política, sin embargo, los cuentos pueden pasar por cuentas, a poco que uno tenga una cierta habilidad. Gerardo Camps -¿hará falta decirlo?- es un hombre de una extraordinaria habilidad.

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