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Columna
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Círculo vicioso

"Describe un círculo, después acarícialo y se convertirá en un círculo vicioso". Esta frase de Ionesco, una vez privada del humor y de la inteligencia de su autor, podría servir perfectamente para ilustrar la política vasca en general y el año que termina en particular. Parecía que el 2007 empezaba con una trama lineal, de atrás hacia delante, y resulta ha terminado como un auténtico círculo vicioso -sin la menor gracia, insisto- ni asomo de talento. ETA ha vuelto a las andadas. Ibarretxe ha vuelto a lo suyo. Y lo digo en dos frases, con un claro punto entre ambas, para que se distinga que las distingo, que no hago como el lehendakari que lo yuxtapone todo en la misma frase: "amenazas, extorsiones, ilegalizaciones de fuerzas políticas, sentencias judiciales..."; todo en la misma frase, en una enumeración de horizontalidades, de mismos planos de puntuación, que ese es el cometido de las comas: agrupar sin tabiques. Todo lo pone el lehendakari en la misma frase: la violencia de los hunos y las decisiones de los tribunales de un Estado de derecho; a todos los pone en el mismo saco, aunque luego la consejera portavoz se encargue de compartimentar, de decir digo con toda claridad donde dije diego, igual de claro por cierto. Es, por otra parte, uno de los guiones más clásicos de esta estrategia político-gobernante, su más habitual cuadratura del círculo vicioso: revolver el río del Estado de derecho, erosionar el crédito de sus instituciones, colocar sobre sus mecanismos o decisiones la duda y/o la discordia. Con frases como la citada, tomada de su artículo Un futuro para decidir, ha querido felicitarnos las Navidades el lehendakari. Como otra manera de pegarnos a las puertas del 2008 el dantesco rótulo de "Abandonad toda esperanza los que entráis", el año que empieza no va a ser nuevo sino repetido.

Cerramos un año circular, ensimismado, en lo que se refiere al asunto nacional

Cerramos un año circular, ensimismado, en lo que se refiere al asunto nacional y al "derecho de decisión" de los vascos/as. Y lo mismo puede decirse de las decisiones adoptadas por Ibarretxe y su Gobierno: el 2007 ha sido un llover sobre mojado, un seguir viendo lo ya visto, un reconocer a la legua lo conocido: cómo, por ejemplo, el ente público vasco arrima el ascua informativa a la sardina de los intereses de quienes nos gobiernan, sub-informando aquí o sobre-informando allá. Y por si quedaban dudas, el 2007 concluye con un director general aún de EITB que es al mismo tiempo más que candidato a presidente de la ejecutiva vizcaína del PNV, esto es, del principal partido del gobierno y de otras influyentes instituciones vascas. Que el año acabe con la compatibilidad de esas dos funciones es, en mi opinión, mucho más que una imagen, un símbolo significativa y tristemente elocuente. La evidencia misma de que nuestros gobernantes siguen haciendo de las más clásicas o básicas prácticas democráticas una interpretación demoledora; una lectura que no es desde luego la homologada en los países y en las mentalidades ciudadanas de nuestro entorno, donde una conexión tan explícita entre el director de las cadenas públicas y el partido de gobierno levantaría, suponiendo que fuera imaginable, no sólo ampollas sino asientos.

Pero afortunadamente hay vida independiente más allá de la política nuestra de cada año; y ahí me sitúo para desearles un 2008 feliz, lleno de estrenos.

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