Los otros
Estamos casi en Navidad y como sabemos (y padecemos) son días de fiebre consumista. A todos nos parece mal, pero todos compramos. No nos engañemos; es parte de estas fiestas y también lo hacemos con ilusión. Mi intención con esta carta es simplemente apelar al poco sentido de solidaridad que la gente pueda sacar en medio de todo el barullo comercial, y piensen un poco en los que, prácticamente de forma literal, nos dejamos la piel para que todo el mundo pueda comprar y tener todos los regalos a tiempo: los dependientes. Los otros.
Nos vemos sometidos a turnos imposibles, de hasta 12 horas, y nos pasamos un mes entero en el que sólo libramos el 25, el 1 y el 6. Y luego vienen las rebajas. Señores clientes: nosotros hacemos un esfuerzo sobrehumano para poder atenderles y hacemos lo imposible por conservar la sonrisa. No tenemos tiempo para comprar regalos, para estar con la familia, ni para descansar. A cambio, sólo les pedimos un poco de paciencia. Paciencia, cuando nos pidan algo; paciencia, en las colas en caja; paciencia, cuando nos sobrepase el trabajo. Pónganse un minuto al otro lado, que somos seres humanos como ustedes, y parece que les cuesta tratarnos como tales. Piénsenlo dos veces antes de protestar, gritar, reclamar y faltarnos al respeto.