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Columna
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La agenda

A estas alturas del año en que todos nos vemos obligados a caminar a la vez hacia delante y hacia atrás mezclando planes y balances, nostalgias y expectativas, uno suele hacer dos cosas: recordar y buscarse una agenda. A Juan Urbano, nuestro filósofo vocacional de cada jueves, siempre le han fascinado las agendas, le gusta comprarlas con tiempo suficiente y esperar la llegada del año con ellas sobre la mesa, haciéndose preguntas sobre sus páginas en blanco, todavía tan misteriosas: de qué podrán llenarse, qué va a ocurrir, pongamos por caso, el seis de febrero, o el veinte de diciembre, o el tres de julio; qué suma de cuándos, porqués, cómos o conquiénes espera ser escrita y resuelta según vaya cayéndonos encima el calendario.

Pascal dice: "Toda la desgracia de los hombres viene de no saberse estar quietos en su casa"

La verdad es que basta con leer el resumen del año que aparece en elpaís.com para que a uno le den ganas de meterse en la cama vestido de negro y con un libro de Kafka bajo la almohada, porque los ocho temas más representativos de 2007 fueron la crispación política, la amenaza de Irán, el juicio del 11-M, el secuestro o asesinato de la niña Madeleine, el fin de la tregua de ETA, la crisis de la vivienda, el terremoto de Perú y la violencia de género. Todo oscuro, todo siniestro, todo negativo. Por no hablar de que se murieron muchas personas necesarias pero, en su opinión, sobre todo Ingmar Bergman, qué desastre.

¿Y en Madrid?, se dijo mientras paseaba por la Plaza Mayor, tan llena de ángeles navideños y, para su absoluto asombro, de personas que paseaban como si tal cosa con pelucas de colores y cabezas de reno, o algo así, en la cabeza, lo cual es el último grito, pero por qué. Bueno, pues la verdad es que las cosas en la capital no han cambiado mucho, básicamente todo continúa siendo más Esperanza Aguirre y más Alberto Ruiz-Gallardón; más PP, menos PSOE y la misma Izquierda Unida; los atascos de siempre, las casas con los precios por las nubes, las hipotecas-prisión y, eso sí, algunas obras que acabaron al fin, sobre todo la de la M-30; proyectos especulativos por todas partes y el medio ambiente más amenazado que nunca. Es decir, que tampoco es como para descorchar el champán y tañer las campanas.

Eso es lo que ha pasado, pero ¿qué es lo que va a pasar? Por ejemplo, ¿quién irá en las listas a las generales con Rajoy, de número dos por Madrid? ¿Se atreverá el líder popular a poner de pie a Ruiz-Gallardón, lo cual equivale a tumbar a Acebes y Zaplana? El ex ministro mentiroso del 11-M se apresuró a inventar que según los estatutos de su partido, no se puede ser alcalde y diputado a la vez, pero al final, después de que su jefe lo desautorizara, ha tenido que dar su brazo a torcer, algo que da la impresión de que le cuesta mucho...

Parece que, en cualquier caso, lo que duda y sobre todo teme Rajoy no es elegir entre Ruiz-Gallardón y Acebes y Zaplana, sino más bien entre el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad. No hay más que oír su última respuesta cuando los periodistas han vuelto a preguntarle si tiene intención de zanjar las discrepancias públicas entre Ruiz-Gallardón y Aguirre que la portavoz de IU en la Asamblea de Madrid, Inés Sabanés, califica de peleas, tal vez inventadas, de patio de vecinos: "No conozco esas discrepancias, de manera que es difícil que pueda zanjar lo que ignoro". El problema debe ser muy grande dentro del PP y debe de estar muy caliente, si su líder tiene tanto miedo a meter en él la cuchara.

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Juan Urbano se dio cuenta de que a Alberto Ruiz-Gallardón le teme todo el mundo, sus compañeros y sus rivales, empezando por el mismo presidente del Gobierno, que cuando afirma que su posible inclusión en la lista de Madrid "ni aportaría ni quitaría votos al PP" parece decirlo, más bien, como sortilegio. "O sea, que el alcalde de Madrid es tan poderoso que no va a llegar a ninguna parte", se dijo, intentando adivinar una de las páginas en blanco más enigmáticas de la agenda política de 2008. Jugando a profeta, Juan Urbano abrió su nuevo dietario, que esta vez era la Agenda 2008 Joaquín Sabina, editada por Visor y que le había gustado porque está llena de citas, canciones y poemas de su cantante favorito, y escribió en las páginas de marzo: "Al final, Aguirre ha ganado y Ruiz-Gallardón no va en las listas al Congreso. Habrá que ver las consecuencias que pueda tener para Madrid el hecho de estar gobernada por un alcalde al que la ciudad se le queda pequeña". La cita del 31 de marzo en esa agenda es de Blaise Pascal y dice: "Toda la desgracia de los hombres viene de no saberse estar quietos en su casa". Qué casualidad.

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