Un accidente sin responsables

La única responsabilidad penal del accidente del Metro de Valencia, ocurrido el 3 de julio de 2006, y en el que fallecieron 43 pasajeros y otros 47 resultaron heridos, recaería exclusivamente en el conductor del tren. Pero la responsabilidad se ha extinguido porque éste falleció en el siniestro. El convoy circulaba a 80 kilómetros por hora en un tramo limitado a 40, entre las estaciones de Plaza de España y la de Jesús. Es la conclusión de la titular del juzgado número 21 de Valencia, Nieves Molina, que ha archivado por segunda vez la investigación sobre el accidente.

La juez dio carpetazo al caso el pasado 15 de marzo y lo reabrió el 13 de junio, una vez celebradas las elecciones autonómicas y municipales de mayo, y pidió el informe de un perito, que ha dejado claros dos aspectos esenciales: las balizas de control de la velocidad funcionaron de acuerdo con el objetivo para el que se instalaron. Además, precisa que, aunque podían haberse programado para parar el tren a una velocidad inferior, no puede asegurarse "con rotundidad" que hubieran evitado el vuelco del convoy.

La juez entiende que el hecho de que tras el accidente se haya reforzado la seguridad "no puede conllevar necesariamente el que deba exigirse responsabilidad en la vía penal a los trabajadores" de la empresa Ferrocarrils de la Generalitat (FGV), que ayer rechazó valorar el archivo.

Como ocurrió la primera vez, la fiscal respalda la decisión. Las familias de las víctimas, que pidieron nuevas diligencias y acusaron a la juez de archivar el caso sin investigar la seguridad de la línea, han calificado de "disparate" el nuevo archivo.

Los grupos de la oposición han pedido la dimisión de la directora gerente, Marisa Gracia, y del consejero de Infraestructuras en el momento del siniestro, José Ramón García-Antón.