"Mi rebeldía es una forma de ser"
"Si fuera una flor, sería una de esas que florece por la mañana y muere la misma noche". Chun Shu -también conocida como Chun Sue- escribió esta frase en su primer libro Beijing Wawa (Muñeca de Pekín) cuando tenía 16 años. La novela, semibiográfica, refleja el desencanto, las frustraciones y la soledad de una adolescente rebelde de finales de la década de 1990 en Pekín, cuando la música y la influencia occidentales se abrían paso en China, ampliando la brecha entre la generación de unos padres que vivieron el maoísmo y la de unos hijos más preocupados por la comida rápida y artistas como REM y Kurt Cobain.
El libro, que cuenta los enfrentamientos de Chun con sus profesores, sus aventuras sexuales con diferentes compañeros o su amor por el punk, vendió más de 100.000 ejemplares en las primeras semanas de su publicación, en 2002, antes de ser prohibido. El veto se convirtió en una poderosa herramienta de mercadotecnia en el extranjero, donde se dispararon las ventas cuando fue comercializada la traducción al inglés, en 2004, llamada Beijing Doll. Al mismo tiempo, los lectores se abalanzaron en China sobre las copias piratas de la versión ilegalizada.
Su libro 'Muñeca de Pekín' refleja el desencanto de los adolescentes chinos
Chun, hoy de 24 años, es consciente de que Beijing Wawa es el libro que la lanzó a la fama y de que puede suponer un lastre. Desde entonces, esta chica de mirada orgullosa y hablar un poco brusco ha escrito otros tres: uno sobre la música punk, otro sobre dos amigas y el último, titulado Red Kid (2007), sobre los años previos a su primer libro. "A la gente le gustó Muñeca de Pekín porque trata de una persona que está perdida, en proceso de crecimiento, y podían encontrar en ella su propia sombra. Refleja los problemas de los jóvenes en cualquier parte del mundo", dice, mientras propone pedir una botella de vino blanco para acompañar la comida, en un restaurante junto al lago Houhai, en el centro antiguo de Pekín.
Chun Shu ha sido incluida por algunos en el movimiento llamado juventud cruel, junto con Wei Hui (autora de Shanghai Baby) y Mian Mian (Candy), cuyas obras plagadas de sexo, drogas y rock and roll fueron calificadas por la censura de contaminación espiritual. Ella se distancia de este término y dice que su estilo es diferente.
Pero, ¿cómo ha hecho de la escritura una profesión? "Antes pensaba que podía escribir cuando tenía tiempo, aquí y allá. Luego me di cuenta de que es algo muy serio. Tienes que fijarte una disciplina. Escribir es como un suicidio. Aunque el verdadero dolor no es escribir sino el hecho de que creas un mundo imaginario. La explosión de este dolor se produce una vez que has finalizado el libro". Chun Shu, cuyo nombre significa "árbol de primavera", cita entre sus escritores preferidos a Stefan Zweig y Emily Dickinson.
Mirándole a los ojos, y oyéndola hablar, es fácil imaginar la desesperación de sus profesores y la incomprensión de sus padres cuando, siendo una colegiala, no volvía a casa a dormir o cuando abandonó los estudios. Asegura que la prohibición de su libro le ha empujado a querer saber más de política y de la historia de China. Y cuando se le pregunta ¿cómo ha cambiado aquella chica testaruda, impulsiva y apasionada?, responde: "No se es rebelde una vez. La rebeldía es una forma de ser".
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