La indigestión urbanística

El Ayuntamiento de Altea ha autorizado desde los setenta la construcción de decenas de urbanizaciones que han llenado de cemento todo el litoral hasta la sierra de Bérnia y el Mascarat. Los residentes en los nuevos núcleos urbanos (unas 15.000 personas) han pagado sus impuestos. Sin embargo, el Consistorio no les ha ofrecido a cambio los servicios básicos, entre ellos el mantenimiento de los viales, porque oficialmente no ha recepcionado la obra. El actual equipo de gobierno (una coalición entre el PSPV y Ciudadanos por Altea) anuncia ahora, ante las quejas de los residentes, que asumirá el mantenimiento de las urbanizaciones, pero "de manera gradual" debido al elevado coste que acarrearía a las arcas públicas abordar la medida de golpe. De hecho, a Altea, se le ha indigestado el urbanismo.

El constructor de un plan parcial está obligado a realizar la cesión oficial al Ayuntamiento una vez lo ha finalizado. En ese momento los viales e infraestructuras dejan de ser privados. En estas urbanizaciones los residentes viven en calles que todavía son privadas y acumulan un galopante deterioro. En los accesos están los buzones numerados para Correos y los contenedores de reciclaje, a los que deben desplazarse a veces en coche. La empresa Aquagest, concesionaria del suministro de agua en Altea, tampoco ofrece servicio.