Los secretos del éxito
El invento del Papá Noel barbudo y rojo fue un gran éxito publicitario de Coca-Cola, a partir de la tradición cristiana de San Nicolás. San Valentín, San José y otras festividades religiosas han adquirido un robusto sentido comercial. A mí no se me habría ocurrido interpretar la ejecución en la cruz de Jesús el Nazareno como el golpe maestro de un genio de la empresa. Y, sin embargo, ahí está: "La entrada en Jerusalén, y la crucifixión y resurrección que derivaron de ella, ocurridas ambas durante la celebración de la Pascua judía, resultaron una de las más brillantes operaciones de estrategia organizativa de todos los tiempos".
Esto lo dice Bob Briner, activista cristiano y empresario televisivo estadounidense, en un insólito librito titulado Jesús como mánager. Briner, fallecido en 1999, escribió otros libros, como Corderos rugientes; colaboró habitualmente en The New York Times, y fue hasta su muerte uno de los personajes más influyentes del cristianismo estadounidense no ultraderechista.
Las Iglesias cristianas mantienen desde hace 20 siglos una posición dominante en el mercado religioso
Los manuales de gestión, que deben venderse mucho, han utilizado la guerra, los ratones, la astronomía, el deporte y cualquier argumento imaginable para explicar a los incautos cómo convertirse en millonarios, jefazos o, al menos, subalternos con aspiraciones. Echar mano de Jesús como modelo empresarial exige mucho valor y mucha inocencia. Hace falta ser protestante y americano para escribir que "Jesús tenía un proyecto y lo respetó siempre, y ésa es la razón principal de su éxito".
Las Iglesias cristianas (católica, ortodoxa y sectas protestantes) mantienen desde hace veinte siglos una posición dominante en el mercado religioso, sobre eso no hay duda. Como carezco de la fe y las credenciales de Briner, no especularé sobre el lanzamiento del producto ni sobre la sustitución de su primer logotipo, unos peces de escaso impacto, por la popularísima cruz. El autor de Jesús como mánager considera esencial contar con un buen servicio de relaciones públicas, y el Nazareno, dice Bob Briner, tuvo "al mejor en la materia, Juan Bautista".
Briner elogia la política de contrataciones de Jesús -"es cierto que uno de los doce le traicionó, pero ya me gustaría a mí acertar con mis colaboradores once veces de cada doce", comenta-, aunque admite que, constituida la empresa y lanzado el producto, algunos defectillos de Pedro y el resto de ejecutivos indujeron a la dirección a realizar un fichaje de campanillas: "El reclutamiento de Pablo de Tarso para la causa de Jesús fue una de las más brillantes y logradas contrataciones en los anales de la historia de las organizaciones humanas".
Bob Briner, emprendedor televisivo y organizador de acontecimientos deportivos, no es católico, ya se ha dicho. Su opúsculo es casi conmovedor en su ingenuidad y su descaro protestantes. Uno supone que la fe ha de ser ingenua, como aquel niño que, queriendo vaciar el mar con un cubito, enseñó a Agustín de Hipona que no le convenía elucubrar sobre los planes de Dios. Ver al Nazareno disfrazado de empresario suscita una sonrisa. Verlo disfrazado de Martin Heidegger, como en Spe salvi, la nueva encíclica de Benedicto XVI, suscita perplejidad.
Spe salvi se propone un objetivo gigantesco, la reconciliación entre religión y filosofía moderna, y se lanza a ello con argumentos extrañamente inanes. Uno de ellos: es imposible la razón sin fe. Piense un momento en ello. ¿Qué le parece? Otro: la fe es imprescindible porque comporta el Juicio Final, sin el cual no sería posible ajustar cuentas con todas las injusticias de este mundo. "La cuestión de la justicia constituye", dice el Papa, "el argumento esencial, o al menos el más fuerte, en favor de la vida eterna". Un pontífice teólogo, políglota, erudito y alemán, respetado por su intelecto, escribe 77 páginas para desembocar en eso.
Como recuerda Bob Briner, Jesús el mánager echaba una bronca cuando correspondía. El pobre Pedro, cobarde e ignorante, pero buena gente, se llevó una de las peores: "Lejos de mí, Satanás", le grita el Jefe en Mateo, 16,23. ¿Qué pensará el Jefe de Spe salvi?
Gesú come manager, Bob Briner. Editorial Oscar Mondadori, 1997. 132 páginas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.