La maleta del tío Indalecio vuelve a viajar
Marful prepara su primera gira internacional para el año 2008
Esta historia comienza en una aldea de Galicia y cuenta con ingredientes tan novelescos como los viajes en barco y la idea de un hombre que, quizá sin saberlo, tenía una gran visión de futuro. En la posguerra, Indalecio Pascual dejó la parroquia de Luneda, en el ayuntamiento pontevedrés de A Cañiza, para enrolarse en la marina mercante. Sus travesías recalaron en multitud de puertos de América, Asia, Oceanía y Europa. En tierras suramericanas, aprovechaba sus breves estancias de marino para visitar a sus paisanos y contarles, de paso, cómo quedaban las cosas en sus respectivas aldeas. Y al revés, cuando regresaba a casa traía noticias de los ausentes. Eran los años en los que Galicia sangraba hijos a millares y los repartía por el mundo.
Indalecio Pascual grababa los mensajes de los emigrados a sus familias
Marful grabará algunos temas con el magnetofón Grundig del tío
Un día halló en Suecia una buena ayuda: un magnetofón que grababa en estéreo. A ambos lados del Atlántico, empezó a registrar los mensajes con los que las familias se ponían al corriente de los asuntos domésticos, los nacimientos, las muertes y los amores. Las cartas sonoras que traía Indalecio llenaban de público las escuelas, las iglesias y los teleclubes de las parroquias de A Cañiza. Y a su vez, a muchos kilómetros de allí, en los centros gallegos de Buenos Aires, São Paulo y Río de Janeiro también se aguardaba su visita con expectación.
Cuenta su sobrino Pablo que, con el tiempo, las cartas de los gallegos de América iban profundizando en contenidos sociales, trataban asuntos como el cooperativismo y los sindicatos agrarios o hablaban de los colegios mixtos. Radio Nacional de España ha mostrado interés por editarlas.
Llevado por su pasión por la música, Indalecio Pascual también grabó los conciertos de orquestinas y murgas, las verbenas y el ambiente de los salones de baile. Grabaciones inéditas de las bandas más reclamadas de la época como Os Celestes de Cumiar, Airiños do Miño o Los Terribles de Gondomar.
Los nuevos capítulos de esta historia son cosa de Marful, la banda gallega que prepara su lanzamiento internacional. En Galicia se han convertido en una referencia musical con su primer disco, Marful (2006) y a principios del año que viene comenzarán a grabar el segundo, en los descansos de su primera gira internacional. La primera parada será el Festival Interparla, en Madrid, adonde llevarán su Salón de baile con danzarines, una voz invitada y zanfoña; en febrero formarán parte de la representación gallega en la Feria del Libro de La Habana; en primavera tienen fechas en el Reino Unido y quizás en Austria; y para el verano, sendos festivales de World Music en Madeira y en Sines (Portugal), además de varios conciertos en la Bretaña francesa.
La banda recoge los primeros frutos de su presentación en Womex, la feria de músicas del mundo que se celebró en Sevilla en octubre y en la que nunca había participado un grupo gallego.
En el desván de la casa de su tío Indalecio, los hermanos Pablo y Pedro Pascual, clarinetista y acordeonista de Marful, respectivamente, retomaron el hilo de una historia que habían oído contar a su padre al descubrir, en una maleta, aquel magnetofón Grundig. "Fue un momento increíble. Enchufamos aquel aparato que llevaba medio siglo parado, colocamos la bobina, le dimos a play y empezó a sonar", relata Pablo Pascual. Hallaron unas 16 horas de grabaciones y sospechan que pueda haber más diseminadas entre los recuerdos de su numerosa familia. El recibimiento de ese legado de músicas y de palabras prendió en los dos una nueva inquietud y, poco después, el nacimiento de Marful como banda hizo el resto. Todo, por cierto, en un ambiente muy familiar, puesto que el grupo lleva el apellido de un antepasado de Ugía Pedreira, voz y una de las compositoras.
Partiendo de esta herencia inagotable, Marful moldea su sonido, un original mosaico con sonoridades sudamericanas, melodías populares de Galicia con toques de jazz y hasta flamenco en la guitarra de Marcos Teira.
Diez minutos después de que termine el último corte del disco, Leverelem, aparece la versión original de tema, el twist La luna tiene dos caras, una de las grabaciones recuperadas en aquel desván. Y adelantan que en su segundo álbum potenciarán el sonido vintage del magnetofón, donde pretenden grabar algunos temas. Composiciones en las que reforzarán los ritmos de América y las partituras de los músicos de la emigración como Ray Fortuny, Víctor Soliño o García Quiroga. En sus conciertos ya ensayan varias de las nuevas canciones, como el tango La galleguita y la rumba De Vigo vuelvo, a punto de cruzar otra vez el charco, como cuando viajaban en la maleta del tío Indalecio.
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