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El fútbol gallego se pone a la venta para evitar la quiebra económica

Celta y Depor buscan desde hoy nuevos socios que pongan 110 millones

Celta y D eportivo están entre las 300 mayores empresas gallegas por volumen de ingresos y ambas sociedades están en quiebra técnica, según sus auditores. Los dos clubes buscan nuevos socios capitalistas que aporten los 110 millones de euros necesarios para reequilibrar el patrimonio social. El Celta lo hará a través de una ampliación de capital de 50 millones de euros y el Deportivo (aún pendiente de rendir cuentas) necesitará unos 60 millones para evitar la suspensión de pagos.

La auditoría dice que el Celta está en situación de disolución
El Depor ya no sabe dónde encontrar un auditor que firme las cuentas

El Real Club Celta SAD celebra hoy una junta de accionistas, ante la advertencia de su auditor, Alejandro Martín Saracho, de Auditec. Saracho firmó el 9 de octubre un informe de auditoría en el que advierte que el Celta está en la situación económica prevista por la Ley de Sociedades Anónimas que obliga a convocar antes de dos meses (el plazo concluye el 9 de diciembre) una junta de disolución de la sociedad. Para evitarlo, el presidente y principal accionista, Carlos Mouriño (39,8% de las acciones) propone hoy a los socios una inyección de capital de 50 millones de euros.

Mouriño compró hace año y medio su paquete accionarial a Horacio Gómez y ya ha anunciado esta semana que el Celta no desaparecerá ni suspenderá pagos. Sin embargo, hasta el momento no se ha comprometido a poner el dinero necesario y sí ha indicado que, si le estorba a un nuevo socio capitalista, se retirará de en medio.

En A Coruña, el milagro Lendoiro parece embocar el truco final. La mano ligera por la consecución de una Liga y dos copas del Rey ha dejado las arcas tiesas y una resaca deportiva con pronóstico complicado. El Depor no sólo merodea peligrosamente por los puestos de descenso a Segunda, sino que desde hoy está en venta. El pasado mes de junio se aprobó en la junta general extraordinaria la supresión del apartado tercero del artículo 7 de los estatutos, que limitaba al 1% la tenencia de acciones. Se dio un plazo de seis meses al consejo para llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento para cambiar el convenio que condiciona la cesión del estadio municipal de Riazor a la dispersión accionarial. La modificación se llevaría a efecto transcurrido ese período de tiempo, hubiese o no acuerdo con la corporación municipal. No hay acuerdo, pero se ha cumplido el plazo y desde hoy una sola persona o un grupo inversor pueden hacerse con el Depor, aun a riesgo de que el Ayuntamiento impugne el convenio para la cesión del estadio.

La idea partió del propio Augusto César Lendoiro, el decano de los presidentes del fútbol español, que tomó como divisa que el club fuese propiedad de la afición. Asfixiado económicamente y aislado institucionalmente, según airea a menudo, no le queda más remedio que conculcar los principios que siempre enarboló. Incluyó la supresión del tope accionarial en la asamblea extraordinaria convocada a petición de la Plataforma por un Depor Transparente y Permanente, que reunió el 5% del capital social, para que el consejo aclarase el misterio contable.

Aquel día, el presidente defendió la iniciativa esgrimiendo que "si no somos capaces de hacerlo entre todos tendrá que venir una persona o un grupo inversor porque hemos ido a una ampliación de capital de 60 millones de euros y sólo se han suscrito unos tres millones". La desconfianza en el modelo de gestión ha germinado en un sector de la afición y se propaga a medida que empeoran los resultados del equipo. "En la asamblea conseguimos demostrar que la situación económica es inviable y que no se han explicado las cuentas", afirma Manuel Pardo, portavoz de la Plataforma por un Depor Transparente y Permanente.

El Deportivo reconoce una deuda de algo más de 146 millones de euros, pero en las últimas cuentas que presentó reflejaba que le debían 118 millones. "No se nos aclaró quién nos debía. Si las cuentas fuesen ciertas, podíamos fichar a Kaká", ironiza Pardo, que tampoco se cree que la plantilla responda al valor de 88 millones que se le atribuye. Pardo señala otra treta para cuadrar los números: "Los 18 millones de la tasación de concesiones, el uso del estadio de Riazor, no puede aparecer en ingresos extraordinarios. Es un error contable".

Auditor de profesión, para el presidente de la referida plataforma "el Depor está en quiebra técnica como se dice en términos contables. Aquí se vive de anticipar ingresos futuros y de vender jugadores. Así se va zafando". Lendoiro contempla con envidia como a muchos clubes les aflojan la soga con la recalificación de sus estadios. Hace 15 días le propuso al alcalde, Javier Losada, que una de las soluciones sería "construir un nuevo estadio para que el club lo explotase".

Dos modelos para idéntico fracaso

Para Lendoiro, "este Depor es viable" si la afición se conforma con pelear por la permanencia hasta que madure la cantera. Mouriño garantiza que "el Celta no va a desaparecer".

El primero en rendir cuentas será el presidente del Celta. Mouriño y su nuevo equipo ejecutivo someterán su proyecto económico a la junta de accionistas que se celebra esta tarde en Vigo. Lendoiro celebrará la asamblea de accionistas los días 28 o 29 de este mes.

Los orígenes de ambos presidentes y las características de sus clubes son muy diferentes. Mouriño es un empresario gallego retornado de México, donde hizo fortuna y volvió a por prestigio. Por eso accedió a comprar el paquete accionarial de Horacio Gómez y mantiene al Celta como una sociedad con un capitalista de referencia.

Lendoiro es un político (del PP) y líder social en A Coruña, que tiene el mayor sueldo (un millón de euros) de un presidente de club español. Hasta ahora, controlaba la sociedad como una entidad sin dueños, sin ningún socio capitalista que supere el 0,04% del capital. Desde hoy todo puede cambiar, ya que los actuales accionistas han dejado de confiar en su líder.

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