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El Consell intentó forzar el relevo de Valenzuela en la Cámara alicantina

El presidente cameral ha manifestado en privado que no irá a la reelección

A finales de septiembre Juan Cotino, vicepresidente tercero del Consell; Modesto Crespo, presidente de Coepa, la patronal provincial alicantina, y Pedro Reig, presidente de Covaco, se reunieron en Dénia para hablar. Sobre la mesa había varios temas, y entre ellos el futuro de la Cámara de Comercio de Alicante. Más concretamente de su presidente. Antonio Fernández Valenzuela no era -ni es- santo de la devoción de ninguno de los reunidos. La crisis de la Caja de Ahorros del Mediterráneo a primeros de este año y el papel que había jugado la Cámara había más que molestado en presidencia del Consell y provocado las iras de Modesto Crespo. En aquella ocasión, Fernández Valenzuela jugó fuerte a favor de su vicepresidente, el empresario turronero José Enrique Garrigós, frente al máximo dirigente de Coepa. La reunión de Dénia pretendía poner en marcha todos los mecanismos al alcance del poder para sustituir al dirigente cameral, quien, para colmo, presume siempre que puede de su amistad con Eduardo Zaplana, auténtica bestia negra de los campistas.

Su papel en la crisis de la CAM molestó en el Palau de la Generalitat

El discurso de Valenzuela en la pasada Noche de la Economía Alicantina, duro, contundente, reivindicativo y crítico con todas las administraciones e incluso con los empresarios ("se le ha olvidado el obispo de Orihuela", llegó a decir uno de los asistentes, tal era la diversidad de los destinatarios de sus reclamaciones) pudo entenderse como una suerte de lamento de quien se ve estigmatizado por el poder. No era así.

El presidente cameral, bien es cierto, subió este año el tono de sus exigencias respecto de ediciones anteriores; pero no lo es menos que la situación económica actual es distinta de la de hace un año. La crisis ya no se intuye, se ve. Y Valenzuela endureció el discurso para reclamar más inversiones. Además, estableció cifras comparativas sobre las inversiones estatales y autonómicas entre Alicante, Castellón y Valencia. Fue lo que quedó. Pero fuentes empresariales insistieron a este periódico que lo más sustancial de su intervención no fueron sus reivindicaciones políticas -"Es su noche", dijeron a modo de disculpa-, sino el contenido económico de su discurso. "Lo que pasa es que la política lo tapa todo", añaden,

Una disculpa que otros no compartieron: "Nunca ha sido tan contundente" con el presidente de la Generalitat. Incluso criticaron: "El tono no era el más adecuado" para un acto público con 600 personas. "Su discurso tumbó a Camps", afirmó un representante empresarial. Las formas y el contenido molestaron al Consell y Francisco Camps se quedó sentado en la silla. Valenzuela le recordó al líder del PP que criticar a los gobernantes es "sano" y, con las cifras de inversión en Alicante en la mano, dejó claro que "no hay medallas que ponerse". El presidente del Consell no recogió el guante en su intervención posterior, aunque sí reprochó en privado al veterano dirigente cameral un discurso que, descalificó como propio "de los años setenta".

Hay malestar en presidencia de la Generalitat; pero no parece que quienes se reunieron en Dénia para comenzar a planificar el acoso y derribo de Antonio Fernández Valenzuela vayan a tener que esforzarse mucho para conseguir su objetivo. El presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, según ha confesado en privado, no piensa presentarse a la reelección. Un colaborador cercano dice que "le gustaría inaugurar la nueva sede en el [antiguo hotel] Palas. Esa es su máxima ilusión y desde la Consejería de Cultura, en Patrimonio sobre todo, le han puesto todas las trabas posibles sin que nadie de la Generalitat le echara una mano".

El presidente de la Cámara de Comercio de Alicante reclamó en la Noche de la Economía Alicantina más inversión en obra pública y más facilidades para construir viviendas de protección oficial -"incluso recurriendo al endeudamiento"- para mitigar los efectos de la crisis; pero el ruido de sus propias palabras impidió que se escuchara con claridad su verdadero mensaje.

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