_
_
_
_
_
Reportaje:diseño

Corazón que se toca

Es un objeto que pese a ser muy luminoso y acumular bastante calor se puede tocar y trasladar de un lado para otro sin que uno sufra quemaduras de tercer grado. Está forrado por dentro de un material tecnológico que no permite que el calor se acumule.

Este corazón es ergonómico y aunque parezca otra cosa, es un lámpara. El concepto de este ingenioso diseño es: "Manos frías, corazón caliente", según relata su diseñadora Lígia Carteiro. Realizada con porcelana blanca, ofrece un tacto agradable al tenerla entre las manos y se puede adquirir en blanco (con las arterias en rojo) o en rojo total, que cuando se enciende parece que se va a poner a saltar.

Este delicado artilugio tiene el mérito de que se puede colocar en cualquier sitio, aunque con la potencia que utiliza -usa una bombilla de 15 vatios para conseguir la temperatura perfecta para ser acariciada- es mejor que no se piense en él como objeto de lectura, por ejemplo. Las medidas son 20x13x13 centímetros y cuesta 67,89 euros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_