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Reportaje:

Encadenados bajo tierra

Dos 'okupas' de Sevilla se encierran en un túnel a cuatro metros de profundidad para evitar un desalojo judicial

"La desproporción que parece el túnel es proporcional a la cantidad de trabajo, cariño, ilusión y ganas que hemos metido en Casas Viejas". Así explicaba Beatriz, portavoz de los colectivos antisistema que desde hace cinco años ocupan este edificio del barrio de la Macarena, en el centro de Sevilla, su oposición al desalojo ordenado por el juez.

La policía cercó el inmueble el jueves y desalojó a cuatro personas encadenadas mientras en la calle se registraban enfrentamientos con simpatizantes de los colectivos afectados. Pero dos okupas permanecieron encadenados en un túnel a cuatro metros de profundidad.

Iván Díaz, profesor de la facultad de Geografía e Historia de Sevilla, de 28 años, aguantó 40 horas, hasta las 19.30 de ayer. Su compañero de protesta, Agustín, carpintero y albañil, resistió 45 minutos más.

Iván, profesor de Universidad, y Agustín, carpintero, aguantaron 40 horas

La asamblea del centro social diseñó y cavó durante un año el túnel. "Saben lo que hacen, son adultos y gente muy formada", dijo Diego Cañamero, líder del Sindicato de Obreros del Campo que, desde el jueves por la noche, ejercía como mediador a petición del colectivo.

La policía, a través de una cámara de fibra óptica, averiguó que el enganche en el tubo metálico era un mosquetón, un cierre practicable con las manos como los que se usan en montañismo, barcos o como llaveros. Tras inmovilizarles las piernas, Iván se desenganchó solo. El otro fue desalojado con un dispositivo mecánico. Iván fue el primero en salir. Eran las 19.30 y lo hizo en camilla, directo a una ambulancia que esperaba en la puerta del inmueble.

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Decenas de simpatizantes se agolparon en los alrededores del centro con vítores, aplausos, pitos y silbidos. "Está bien, ha salido mareadito, con sensación de claustrofobia. Y es que ahí había mucha humedad. Menos mal que es ya de noche; que si no, no aguanta" contestó un bombero a un vecino que se interesó por su estado. Los comentarios eran que el otro, Agustín, estaba "más fuerte moralmente" y "resistía más".

"En esas situaciones, lo fundamental es el agua, el oxígeno y el frío", explicó Lucía Ortega, médico de familia con un máster en emergencias que trabaja en el 061 de Sevilla y que fue consultada por este periódico. "No se puede decir nada sin conocer la situación exacta en que se encontraban, pero lo más probable es que tengan que acudir a un hospital a su salida por infecciones respiratorias o cutáneas provocadas por la humedad. En un derrumbe, cuando una persona carece de agua o alimentos, se desestiman las opciones de rescate a las 48 o 70 horas; pero con agua y oxígeno se puede sobrevivir hasta una semana".

Beatriz, compañera de los jóvenes, explicó que el zulo es un pequeño habitáculo donde se cabe tumbado. "Hace mucha humedad, pero nada de frío".

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