Magda Szabo, escritora
Publicó novelas sobre la represión soviética en Hungría
Durante más de una década no escribió. Pertenecía al grupo disidente Nueva Luna que se había comprometido en no hacer nada. Ni libros, ni música, ni pinturas, ni tan solo hijos. Era una aspiración al cero absoluto para evitar que el poder comunista pudiera ponerse alguna medalla. Pero promesas de ese tipo, si en 1956, tras la abortada "primavera húngara", tenían sentido, tres años después ya eran insostenibles. Y Magda Szabo no pudo evitar ser lo que era: novelista. Su libro El cervatillo, publicado en 1959 en una edición confidencial, es una crítica soterrada pero potente del régimen político vigente en Hungría. El poder la asume por su escaso eco, pero se encuentra con el libro cruza fronteras y es traducido al alemán gracias al respaldo de Hermann Hesse. Y es así como Magda Szabo se convierte en una disidente a la que no se puede hacer callar.
Nacida en 1917 en Debrecen, hija de una pianista y un juez, formaba parte de la élite intelectual húngara y empezó a publicar justo acabada la II Guerra Mundial. El telón de acero no tardó en caer y Szabo optó por el ya mencionado silencio, limitándose a cumplir con sus obligaciones como profesora de Filosofía.
En 1963 obtuvo un gran éxito con La balada de Iza, en la que una mujer mayor tiene que buscar refugio en el domicilio de su hija médico, en Budapest, una novela que parece sacada del mundo del cineasta japonés Yasuhiro Ozu. En 1969 su novela Calle Katalin explora los límites de la culpa colectiva, interesándose por el comportamiento de los habitantes de una calle de la capital magiar que interpretan, cada uno a su manera, la desaparición de una joven durante la guerra. En 1987 publicó su último gran libro, La puerta, que es un análisis de gran finura de la relación entre dos mujeres, la señora y su criada. Es una suerte de versión húngara de El sirviente, de Pinter, es decir, una obra en la que se invierten las relaciones de poder.
Los libros de Magda Szabo habían obtenido premios en Alemania y Francia y su obra se valora como de dimensión europea, como portadora de valores de una civilización hoy amenazada. Szabo murió el pasado 19 de noviembre. Tenía 90 años.
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