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Nuevo estudio de la vacuna terapéutica contra el Alzheimer

El Aula El País trata los progresos para luchar contra la enfermedad

Los esfuerzos para combatir el Alzheimer vuelven a concentrarse en encontrar una vacuna. Desde hace 10 años hay disponibles cuatro fármacos indicados para frenar el progreso de esta enfermedad neurodegenerativa y varios más en fase de experimentación. Pero una parte de las esperanzas están depositadas en los nuevos ensayos de una vacuna terapéutica cuyas pruebas tuvieron que suspenderse a causa de los efectos adversos que tenía, según explicaron los dos ponentes que participaron el martes la conferencia Afrontar la enfermedad de Alzheimer, organizada por Aula EL PAÍS, el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y el Instituto Novartis de Comunicación en Biomedicina.

José Luís Molinuevo, director de la Unidad de Alzheimer del hospital Clínico de Barcelona, y Rafael Blesa, director del servicio de Neurología del hospital de la Santa Creu i Sant Pau, expusieron el estado de las últimas investigaciones sobre el Alzheimer. Hace seis años, ambos participaron en los ensayos clínicos de la primera vacuna contra esta enfermedad, que en España afecta a unas 800.000 personas. La vacuna, que había funcionado con ratones, debía provocar una reacción inmunológica que atacara los depósitos de la proteína amieloide que destruye las neuronas, pero el estudio tuvo que suspenderse porque en 18 pacientes se probó que sufrieron una encefalitis grave causada por el tratamiento.

Los investigadores siguieron, sin embargo, la evolución de los pacientes que habían participado en el estudio, y cuando ocho de los participantes que habían sufrido efectos adversos fallecieron, pudieron comprobar que en todos los casos los depósitos de la proteína que causa la enfermedad habían desaparecido. Lo importante, explicó Blesa, es que la vacuna había sido efectiva, por lo que la investigación se centró entonces en tratar de evitar los efectos secundarios. Han pasado siete años y ahora la vacuna, modificada, está en condiciones de ser ensayada de nuevo. Los grandes avances en el conocimiento de las bases fisiológicas del Alzheimer permiten, a juicio de ambos ponentes, ser optimistas, aunque habrá que esperar todavía un tiempo para que puedan dar frutos clínicos.

Factores de riesgo

Estas investigaciones son muy importantes, explicó Molinuevo, porque el número de enfermos se duplica cada cinco años a causa del envejecimiento de la población. Aunque hay otros factores de riesgo, el más importante es la edad. Así, cuanto más longevas son las personas, más riesgo tienen de desarrollar este proceso neurodegenerativo.

Hay factores genéticos que pueden predisponer a la enfermeda, pero eso no significa que el Alzheimer esté determinado genéticamente. Sólo una pequeña parte de los casos, entre el 1% y el 3%, son de origen genético; es decir, causados por una alteración familiar que se transmite, y suele diagnosticarse a edades tempranas. Los factores de riesgo cardiovasculares, como la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, pueden contribuir a que una persona pierda sus capacidades cognoscitivas.

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Una vida sana puede, en cambio, prevenir el Alzheimer. Se ha comprobado que estimular el cerebro, seguir una dieta mediterránea, hacer ejercicio físico diario y desarrollar las redes sociales son factores protectores.

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