Desalojados 40 'okupas' de un cortijo
Cinco familias rumanas denuncian que los hostales no les acogen por racismo
Una veintena de personas protestó anoche frente al Ayuntamiento de Granada tras ser desalojada por unos 60 agentes de la policía Nacional y Local del cortijo de las Angustias. Las mujeres y los niños de siete familias ya habían abandonado el cortijo la noche anterior y ayer una decena de hombres sacaba sus enseres cabizbajos entre una multitud de agentes, periodistas, cámaras y maquinaria pesada para iniciar el derribo de parte del antiguo cortijo.
"Nos vamos a la calle mi mujer embarazada y yo porque nadie nos ha querido alquilar", se lamentaba uno de ellos, de nacionalidad rumana. Una orden judicial permitió al ayuntamiento proceder al desalojo para iniciar la reforma que convertirá al cortijo en la sede del Parque Tecnológico. Durante el desalojo los agentes identificaron a 42 personas. Poco después, la Policía detuvo en un cortijo cercano a cuatro compatriotas sobre los que pesaba varias reclamaciones judiciales y una orden de extradición.
El Ayuntamiento reubicó por la tarde a dos familias en un "piso de emergencia", pero otras cinco quedaron expuestas en la calle a las bajas temperaturas, ya que ningún hostal les admitió como huéspedes, pese a que una de las madres tiene un bebé de sólo 35 días. La concejal de Bienestar Social, Ana López, explicó que los servicios sociales del ayuntamiento buscan sitio en los distintos albergues de la ciudad como solución temporal.
La plataforma creada en defensa de las familias criticó ayer que la Junta y el ayuntamiento no hayan alcanzado un acuerdo global para reubicarles. "Me parece inaudito que no haya casa para alquilarles en toda la provincia de Granada... me pregunto si eso no es racismo", protestaba una portavoz de la plataforma. "Al resto de las familias les han dicho literalmente que se busquen la vida, e incluso que si están en la calle les quitarán los niños", denunció Natalia García, portavoz de la plataforma.
Las familias se plantean ahora ocupar un nuevo inmueble debido al intenso frío. "He venido a España en busca de una vida mejor porque en Rumanía tenía que andar hasta cinco kilómetros para comprar comida a mis hijos", aclaró una mujer desalojada.
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