El PSOE planea cobrar un céntimo por litro de gasolina contra el cambio climático
El borrador del programa electoral crea una Vicepresidencia de Sostenibilidad
El PSOE prepara cambios radicales en la política ambiental para la próxima legislatura. El borrador del programa electoral -sujeto a cambios- en medio ambiente y cambio climático propone cobrar un céntimo por cada litro de gasolina para financiar la lucha contra el cambio climático, crear una Vicepresidencia de Sostenibilidad y cerrar las nucleares cuando cumplan 40 años, incluyendo la nuclear de Garoña en 2009. El documento de partida, de 12 folios y al que ha tenido acceso EL PAÍS, destaca la lucha contra el cambio cimático como una de las prioridades de los socialistas. Estas son algunas de las medidas que planea el PSOE.
- Nueva vicepresidencia.
"El Gobierno socialista creará un ministerio, con rango de vicepresidencia, de Desarrollo Sostenible, asumiendo las competencias de medio ambiente, cambio climático y energía, con una función de coordinación interinstitucional con el fin de que todos los departamentos lleven a cabo políticas coherentes y coordinadas en materia de sostenibilidad".
Con esta vicepresidencia, los socialistas quieren evitar situaciones como las de la actual legislatura. Aunque en los discursos de Zapatero -desde la investidura- el medio ambiente ha ocupado un lugar destacado, en la práctica el Ministerio de Medio Ambiente apenas tiene competencias y a menudo ha chocado (y perdido) con otros departamentos como Industria, Fomento, Agricultura o Hacienda.
- Fiscalidad ecológica. Los socialistas pretenden alcanzar un "pacto de Estado en una conferencia extraordinaria que reunirá conjuntamente a la Conferencia de Presidentes Autonómicos y a la Federación Española de Municipio y Provincias"
Este pacto pretende alcanzar "un nuevo marco de fiscalidad ecológica e instrumentos económicos para toda España en materia de energía, agua, residuos y transporte sin incremento de la presión fiscal".
La fiscalidad ecológica es una de las asignaturas pendientes del Gobierno. El programa de 2004 ya anunciaba "la elaboración de una Ley de Bases de Fiscalidad Ecológica, que recoja los principios a los que debe adecuarse el establecimiento de estos impuestos y que promueva la eficiencia y la modernización ecológica del sistema productivo". No ha hecho nada de eso.
Hacienda y Medio Ambiente crearon grupos de trabajo para crear impuesto ecológicos sobre el agua, la energía, los residuos y el transporte. Sólo salió adelante, y en parte gracias a la presión de IU-ICV una reforma del impuesto de matriculación que entrará en vigor el 1 de enero de 2008, con la legislatura agonizando. En el borrador del programa de 2008 afina el plazo: "A lo largo de la primera parte de la legislatura se realizará una reforma fiscal que favorezca la sostenibilidad".
- "Céntimo del clima".
El borrador afirma: "Nuestros sistema fiscal no es sostenible, no internaliza los costes ambientales ni el uso racional de los recursos".
Para paliarlo, los socialistas planean
crear el "céntimo del clima sobre carburantes para financiar actuaciones de lucha contra el cambio climático y la adquisición de créditos de carbono". Este céntimo por cada litro de gasolina se suma al "céntimo sanitario" que aplican algunas comunidades para financiar la sanidad. Un litro de gasolina emite 2,4 kilos de CO2, así que los ciudadanos pagarían unos 4 euros por cada tonelada de
CO2, 57 veces más de los 0,07 euros que pagan ahora las empresas por tonelada. Sin embargo el céntimo del clima es menor de lo que las industrias pagarán a partir de 2008, cuando el nuevo plan de asignaciones eleve el precio por encima de los 20 euros. Con esta medida, el Gobierno podría recaudar unos 300 millones de euros al año.
España se aleja tanto del protocolo de Kioto que el Gobierno, en una estimación optimista, calcula que tendrá que poner 3.000 millones para comprar derechos de emisión suficientes para cubrir la diferencia.
El PSOE prepara además una reforma del impuesto de circulación de los coches -que recaudan y gestionan los ayuntamientos- para que pase a depender de la contaminación y no de la potencia, como ocurre actualmente.
El borrador del programa también incluye "la creación de un impuesto similar al céntimo del clima graduado según el contenido en carbono y el impacto ambiental de cada combustible" y "conversión del impuesto de la electricidad en un impuesto" proporcional. Los socialistas estudian también un impuesto "sobre el vertido e incineración de residuos urbanos, inertes y peligrosos" para fomentar el reciclaje.
Con estas medidas se recauda dinero, se penalizan los combustibles más contaminantes y se aplica el principio de "quien contamina, paga". Quien consuma más gasolina pagará más y no todo saldrá de los presupuestos del Estado.
El borrador del programa planea también "revisar el plan especial de infraestructuras del transporte" de Fomento para que incluya medidas ambientales más exigentes, fomentra la retirada de contaminates químicos y obligar por ley a las empresas de más de 200 trabajadores a tener planes de movilidad.
El cierre nuclear empieza en 2009
El borrador del programa anuncia una "ley de energías renovables, una de eficiencia energética y de gestión de la demanda que dé carácter vinculante a las medidas de ahorro de energía", una ley de movilidad sostenible y "generalizar el uso de las energías renovables".Pero lo más llamativo es la existencia de un punto dedicado a la energía nuclear claramente contrario. "La energía nuclear no contribuye a la sostenibilidad: produce residuos radiactivos de alta actividad, utiliza un combustible con reservas limitadas, aplica estándares de seguridad que no excluyen la posibilidad de accidentes y aumenta el riesgo de proliferación de armas nucleares".Los socialistas mantienen su "compromiso de sustitución gradual de la energía nuclear", la ambigua frase que aparecía en el programa electoral de 2004. Es ambigua porque para cumplirla no hace falta cerrar centrales sino que disminuye porque aumenta el consumo total mientras la nuclear se mantiene.Pero el borrador (sujeto a cambios) incluye "el cierre de la central nuclear de Garoña en 2009" y "el cierre de las restantes centrales nucleares a los 40 años de funcionamiento", que se producirá progresivamente hasta 2028. En 2004, Caldera ya anunció esta decisión aunque no estaba en el programa.Pese a las voces a favor de la energía nuclear como las de Felipe González, Zapatero se opone frontalmente. En junio, Medio Ambiente encargó una encuesta al CIS que concluyó que el 74,3% rechaza la energía nuclear. A cambio del cierre nuclear, el PSOE planea la "selección inmediata de un emplazamiento para el almacén temporal centralizado" para los residuos radiactivos. El Gobierno ya sondeó a las eléctricas con la posibilidad de construir este almacén -imprescindible para las centrales- a cambio de cerrar Garoña, una planta de la mitad de la potencia que el resto.
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