La Facultad de Empresariales de Granada, al borde de la saturación
El centro tiene 40 profesores sin despacho y alumnos sin asientos en las aulas
Al borde del atasco. La saturación que sufre la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada ha provocado una masificación única: 7.400 alumnos en un edificio construido para un millar de alumnos. La situación es crítica porque no hay visos de solución y los alumnos crecen de manera exponencial cada año. Hasta 40 profesores no disponen de despacho y muchos alumnos no tienen ni tan siquiera asientos en las aulas.
"Tenemos seis titulaciones, cuarenta profesores sin despacho y no hay una perspectiva a corto plazo de crecer en metros cuadrados. Exigimos una solución definitiva", denuncia el decano de la facultad, Santiago Carbó. Las carencias se acumulan y el profesorado, personal de administración y alumnos han elaborado un documento muy crítico para dar un vuelco a su situación y arrancar compromisos firmes a los candidatos a rector, que los alumnos elegirán la próxima semana en elecciones. "La masificación insoportable en aulas y espacios comunes deviene en auténticos atascos en las horas punta", censuran.
Los 7.400 alumnos se reparten en turnos de mañana y tarde, pero aún así algunas clases han sido trasladadas a las facultades de Odontología y Derecho porque sus 18.000 metros cuadrados no dan abasto. La facultad casi duplica la relación entre alumnos y metros cuadrados de los cuatro centros más masificados de la Universidad de Granada (0,42 por 0,25). La universidad ha realizado obras para dividir diversas aulas y ha reformado la biblioteca y el aula de informática, pero tanto docentes como alumnos aseguran que las mejoras apenas se han notado.
"Con tantos alumnos no hay les haces seguimiento y no aplicas técnicas de trabajo en grupo porque es imposible", critica el vicedecano Andrés Navarro. La masificación afecta incluso a los servicios administrativos que se encuentran "literalmente desbordados". El índice de un funcionario por cada 211 alumnos duplica el promedio de las facultades más masificadas de la universidad granadina. "Por si fuera poco hemos tenido un concurso de traslado en noviembre. Pero es que a principios de curso once personas atendíamos una media de 300 citas diarias y más de 190 de asuntos varios", relata Conchi Ruiz en la Secretaría.
Los responsables de la facultad prevén que sus alumnos continúen al alza, pese a que han impuesto ciertas restricciones a su acceso masivo. "En los dos últimos años esto ha sido un boom", resume Juan Manuel Díaz, alumno de Económicas.
La vicerrectora de Patrimonio e Infraestructura, Elena Díez, estima que la universidad ha realizado un esfuerzo inversor acorde con sus posibilidades. "Se ha hecho todo lo humanamente posible, aunque está claro que necesitan espacio. Ahora parece que ningún centro les quiere dejar más aulas pero debe primar la solidaridad", reclama. Díez considera que la respuesta puede ser el traslado al edificio de Medicina, pero esta mudanza se podría retrasar incluso un lustro. Tras los nuevos módulos de Ciencias de la Educación y Letras, el nuevo rector deberá poner sobre la mesa una solución para Empresariales. Mientras, muchos docentes esperan respuesta para una situación insólita que les priva de impartir tutorías a los alumnos.
El campus de la Salud se ampliará en 2010
La Facultad de Medicina y la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud serán los primeros centros que acompañarán la puesta en marcha del nuevo Hospital Universitario de Granada. Estos dos centros comenzarán su construcción en 2008, y a ellos les seguirán el edificio de servicios generales, la Facultad de Farmacia y Odontología.
Esta ampliación del Campus de la Salud, que ya cuenta con 765 trabajadores, tendrá una inversión de 100 millones, cuya mayor parte corresponde a la nueva Facultad de Medicina (45 millones), aportados por la Universidad y la Consejería de Innovación. "Era importante generar su vinculación con el campus, pero también con Granada", explicó ayer la arquitecta responsable del nuevo edificio de Ciencias de la Salud, Marta Pelegrín.
DECANO: "Hay cierto desánimo porque ya no aguantamos"
"Necesitamos duplicar nuestro espacio y con menos de 30.000 metros cuadrados no hacemos nada". El decano de la facultad, Santiago Carbó, reclama una inversión para atajar el desbordamiento que sufren la docencia y los servicios del centro. "Estamos lejísimos de cualquier ratio de alumno/metros cuadrados de la universidad", apunta. La universidad ha habilitado unas aulas como despachos, pero no cuentan aún con conexiones informáticas, y no son utilizadas por los profesores. Para Carbó, la opción de esperar a la mudanza de la facultad de Medicina es "una irresponsabilidad". "La situación ha provocado cierto desánimo porque no podemos aguantar más", denuncia.
PROFESOR: "Las propuestas son agua de borraja"
El profesor Ángel Solano comparte despacho y lamenta la masificación, que padecen los estudiantes en sus tutorías. "Los alumnos tienen que soportar las molestias del resto". Solano destaca los equilibrios para encajar tantas clases y sus limitaciones: "A veces para cambiar clases no hay espacio y no se pueden recuperar clases porque no hay aulas previstas para estos desajustes", explica.
Este profesor desconfía de las promesas y no ve una pronta solución al problema. "Siempre hay propuestas del rector para movernos y hacer otra facultad. Pero todo queda luego en agua de borraja", censura. Para los horarios, ironiza: "La fórmula pasa por hacer encaje de bolillos".
ALUMNO: "En clase no hay trato personal y sí más ruido"
"En clase no hay trato personal y estamos casi llenos, más de 120 alumnos", relata el estudiante Manuel Blanco. Ante la masificación, los contenidos son "más generales" y la calidad y atención al alumno descienden. "Como hay tanta gente, hay más ruido y todo es más complicado", explica.
En la copistería de la facultad, un cartel avisa al alumnado de las habituales colas: "Para pedir apuntes, primero coja su número". Blanco destaca que las colas son muy habituales, sobre todo al comienzo del curso, ya que luego la saturación desciende. Carlos Callejas, de la asociación de alumnos, añade: "Hay insolidaridad y no hemos protestado porque con pillar un sitio en clase nos basta".
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