Un buque naufraga en la Antártida y revive la tragedia del 'Titanic'
Un centenar de pasajeros y 54 tripulantes, rescatados cerca de las Shetland
La última frontera natural de la Tierra sigue oponiendo resistencia a la presencia del hombre. En las heladas aguas de la Antártida, cerca de las islas Shetland del Sur, un buque británico con 100 pasajeros y 54 tripulantes naufragó en la madrugada de ayer tras chocar con un iceberg a 96 kilómetros de la costa del continente blanco. El fantasma del hundimiento del Titanic, hace casi un siglo, debió planear sobre los miedos del pasaje y de la tripulación. Ni las buenas condiciones climáticas, ni los equipos de vigilancia con los que estaba equipado el buque pudieron evitar el accidente en una zona donde la supervivencia de una persona sumergida en aguas muy heladas es de apenas unos minutos.
Afortunadamente, en pocas horas todo el pasaje pudo ser evacuado y trasladado a la ciudad chilena de Punta Arenas adonde estaba prevista su llegada para la noche de ayer, hora española. Algunas bases científicas en la Antártida fueron puestas en alerta ante la posibilidad de que los evacuados tuvieran que dirigirse hacia algunos de estos campamentos.
El Explorer era un crucero británico que navegaba baja bandera liberiana y había sido acondicionado para realizar travesías polares. Especialistas de la revista marítima de la aseguradora Lloyds comentaron que habían sido detectadas cinco deficiencias en la última revisión del Explorer. A bordo de la nave siniestrada viajaban turistas de diversas nacionalidades, pero en su mayoría eran británicos, canadienses y estadounidenses. Entre el pasaje no figuraba ningún español, según informó el consulado en Bahía Blanca (Argentina). Ayer se investigaban las causas de este choque.
El hemisferio sur se encamina hacia el verano y durante estos meses aumentan las visitas turísticas y las misiones científicas a la Antártida. En concreto los pasajeros del Explorer habían pagado unos 7.500 euros por cabeza a cambio de una travesía de 19 días que comenzó el 11. Además de marinos, la tripulación del buque cuenta entre sus miembros con biólogos y geólogos. A pesar de que el casco del Explorer está preparado para navegar en aguas con hielo, la colisión causó una importante vía de agua que en poco más de dos horas provocó un importante escoramiento del buque hacia estribor.
Cuando el capitán de la nave siniestrada comprobó que los daños sufridos ponían en grave riesgo el barco lanzó un mensaje de auxilio que fue captado por las autoridades navales británicas que disponen de un notable contingente militar tanto en las Malvinas como en otras islas del Atlántico Sur, entre ellas las cercanas Shetland. Se arriaron los botes salvavidas que fueron ocupados por el pasaje y acto seguido botados en las oscuras y frías aguas antárticas.
Tras el aviso se dirigió hacia la zona el navío Endeavor que llegó al lugar del siniestro un par de horas después del accidente. El Endeavor logró evacuar al pasaje que, encaramado en los botes, esperó con ansiedad el rescate. Desde allí, pasajeros y tripulación fueron trasladados a otro buque de bandera noruega que los llevó hasta tierra firme en Chile. Tanto el capitán como el primer oficial del Explorer decidieron quedarse a bordo, pero cinco horas después del choque optaron por abandonar la nave que ayer flotaba a la deriva cada vez más escorada a unos 1.000 kilómetros de la ciudad argentina de Ushuaia.
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