El forro del discurso
El forro es aquello que se hace visible cuando a una prenda de vestir se le da la vuelta. También la política tiene sus forros. Son los que se exhiben cuando a la prenda de abrigo no le va bien la temporada y suelen ser muy adecuados para los sobresaltos meteorológicos. Restablecida la bonanza, se les condena de nuevo al ocultamiento. En Euskadi los forros se llevan mucho. Cada vez que ETA comete, o lo intenta, un atentado, vemos florecer las superficies irisadas de los forros. Los hemos visto con profusión estos días pasados, después de que ETA colocara un par de bombas en Getxo.
He aquí una muestra de forros tripartitos: "La condena de EHAK, ANV y Batasuna resulta imprescindible"; "Este país le pide de forma abrumadora a ETA que deje a esta sociedad vivir y decidir libre y democráticamente"; "ETA debe escuchar la voz de la sociedad y disolverse", etc. Un conjunto de lugares comunes creados para la ocasión y que se repiten hace decenios como el humo de un ritual o como esa confesión por Pascua que nos va a permitir seguir pecando el resto del año. Uno no comprende, por ejemplo, por qué se le dice a ETA que debe escuchar la voz de la sociedad vasca y disolverse, cuando es posible que sea justo eso lo que hace y esa la razón por la que no se disuelve.
Las voces más sonoras de la sociedad no le dan a ETA motivos para disolverse
Las voces más sonoras de la sociedad vasca no le dan a ETA motivos para la desesperanza ni razones para disolverse. Al menos no me dan a mí motivos para pensar lo contrario cuando las escucho, y supongo que ETA calibra mejor que yo cuáles son las ganancias y las pérdidas de sus fechorías. Sabrá que el efecto disuasorio de las letanías de ocasión es mucho menor que el efecto intimidatorio de sus gestas, y que las ranitas volverán a vestirse del derecho, es decir, al discurso habitual, encarriladas por el miedo, por la conveniencia o por la imperiosa necesidad de seducir.
¿Cómo puede conquistar un chico a una chica que está enamorada de un canalla precisamente porque es un canalla? Dejo que respondan ustedes mismos, pero Joseba Azkarraga ha descubierto al menos que el canalla seductor es, en efecto, sólo un canalla. Dice Azkarraga que la violencia de ETA no es consecuencia de un conflicto político, sino de la irracionalidad de los etarras. Fantástico.
Las palabras de nuestro consejero de Justicia constituyen el forro más sobresaliente de todos los exhibidos estos días, ya que van mucho más allá del lugar común habitual. Así que ETA no es consecuencia de un conflicto político ni, por tanto, expresión del conflicto, dogma incontestable hasta ahora. ETA y el conflicto se disocian y divergen en esas palabras del consejero, que aún no sabemos si son forro o son abrigo. En caso de que respondan a una nueva concepción de la situación, esto es, a una nueva programación de la misma, podemos inferir que esa disociación entre el conflicto y ETA responde a un proyecto de marginalizar a la organización terrorista, de convertirla en un fenómeno de delincuencia, intención que ya estaba presente en los planes de Ibarretxe desde que los formuló en el Parlamento al iniciarse la anterior legislatura, intención que ha sido contrariada una y otra vez por la obstinada realidad.
Sospecho que ese deseo de convertir a ETA en un fenómeno de delincuencia marginal (si es algo más que un forro de ocasión, y creo que lo es) responde a la necesidad de primar la vía Ibarretxe como solución única a ese conflicto, que en ningún caso es negado, y a liberarla de obstáculos que la hagan inviable: ETA no puede condicionarnos, porque nada tiene que ver con lo que pretendemos resolver. ETA no puede ser un obstáculo, pero, si nada tiene que ver, tampoco podría ser un argumento favorable, y como tal es utilizado. Expulsada del conflicto, pero señuelo negativo de su resolución, ETA lo convierte en un pseudoconflicto, en una patraña que alimenta ese proyecto de poder nacionalista que tan bien iluminaba en estas páginas José Manuel Farto en su sensacional artículo del martes. De lectura obligada para entender de forros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.