PSE y PP se unen en Álava para rechazar la consulta de Ibarretxe

Socialistas y populares hicieron ayer un alto obligado en las hostilidades generalizadas que mantienen para dejar sentada en las Juntas Generales de Álava la oposición mayoritaria a los planes soberanistas del lehendakari. La votación coincidió con el cierre del acuerdo en la negociación presupuestaria entre el PSE-EE y el PNV para facilitarse mutuamente la gobernabilidad en la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria. Peneuvistas y socialistas negocian también el respaldo de éstos a los presupuestos del Gobierno autonómico, pero determinadas iniciativas nacionalistas fuerzan periódicamente la coincidencia de voto del PSE y el PP.

Las Juntas Generales de Álava hicieron valer la amplia mayoría no nacionalista existente en la provincia para pedir al lehendakari, Juan José Ibarretxe, que se abstenga de convocar la consulta anunciada para 2008. Los nacionalistas, PNV, ANV, EA y Aralar, y EB, resultaron derrotados en su intento de avalarla. La Cámara foral alavesa se une así al Ayuntamiento de Vitoria, que se manifestó recientemente en el mismo sentido.

Las Juntas alavesas desautorizan el apoyo a Ibarretxe de Xabier Agirre

El pronunciamiento de las Juntas Generales se convirtió, además, en la primera gran desautorización del diputado general, el peneuvista Xabier Agirre, que hace sólo una semana defendió en el mismo foro la iniciativa de Ibarretxe y el viernes le acompañó en un acto explicativo ante las bases del PNV en Vitoria. Agirre defendió el lunes pasado la consulta como una "inmensa oportunidad". Las Juntas Generales le enmendaron ayer la plana al dejar sentado que "no tiene cabida en el ordenamiento jurídico" y solicitar al lehendakari su retirada.

La Cámara expresó también su apoyo al Gobierno central para que tome las medidas que considere oportunas para garantizar "el cumplimiento de la legalidad vigente en las decisiones y acciones de todos los representantes políticos e institucionales". También reivindicó la institución alavesa la Constitución y el Estatuto de Gernika como "el único marco de convivencia democrática", y señaló que su reforma "debe sustentarse en amplias mayorías y acuerdos entre diferentes, y sobre la base de lealtad institucional y respeto al Estado de Derecho". Esta defensa del statu quo institucional se ha convertido casi en el único punto de coincidencia entre socialistas y populares, y a la vez, en un argumento que Ibarretxe suele utilizar en contra de ambas fuerzas políticas.

La elección de la Mesa de las Juntas, cuya presidencia recayó en manos del PP, fue la última ocasión en que ambos grupos votaron unidos, en el mes de junio. Sin embargo, un mes después, las dos fuerzas se mostraron incapaces de alcanzar un acuerdo que impidiera que la minoría nacionalista se hiciera con el gobierno de la Diputación.

Desde 1999, la Diputación alavesa, las Juntas y el Ayuntamiento de Vitoria han sido el freno institucional interno vasco a la estrategia de acumulación de fuerzas nacionalista, que fue, primero, el Pacto de Lizarra, y después su prolongación en los planteamientos soberanistas del plan Ibarretxe, a partir de 2003.