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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Para ciudad y carretera

El 500 es un utilitario de capricho que seduce por su diseño. Como su antecesor, está pensado para el tráfico urbano; pero ahora, gracias a los avances tecnológicos, permite salir de la ciudad sin agobios, porque corre lo suficiente para no estorbar y tiene una estabilidad que da seguridad. Aparte de la imagen, destaca el interior, que se puede personalizar con multitud de accesorios y presenta un ambiente colorista. Pero, a pesar de su apariencia, los asientos sujetan mal el cuerpo, y como el volante sólo se regula en altura, no siempre se encuentra la postura ideal. En cambio, es más grande de lo que parece por fuera y no agobia nada.

Turbodiésel limpio y económico

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Un ciudadano irresistible

El nuevo Fiat se vende con un motor 1.3 Multijet turbodiésel muy interesante -el mismo de los Panda, Punto, Corsa y otros- que combina buenas prestaciones con consumos y emisiones mínimos. En este caso rinde 75 CV, y lleva un cambio de cinco marchas con la palanca muy a mano, en alto y a la derecha del volante. El conjunto mueve muy bien el coche, aunque le falta algo de fuerza por debajo de 1.500 vueltas para no tener que reducir a menudo en ciudad; después funciona muy bien, llanea con soltura en autopistas urbanas y carreteras, y afronta las subidas sin perder velocidad, incluso con carga. Así, responde como un buen utilitario, y sólo exige calcular bien los adelantamientos porque no acelera con contundencia.

Las virtudes se completan con una insonorización que reduce al mínimo los ruidos y unos mandos suaves y refinados que transmiten solidez. Pero lo mejor, junto al diseño, es el consumo: gasta sólo cinco litros en conducción suave y seis a ritmos alegres y en ciudad.

Suspensiones mejorables

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El 500 es un coche manejable y seguro que se conduce con gran facilidad, resulta muy ágil en ciudad y se aparca en cualquier hueco. La dirección incluye dos programas de dureza, uno para tráfico urbano que exige el mínimo esfuerzo. Y tiene un tamaño muy práctico también en los atascos. Como sucede en otros coches pequeños, el equilibrio de suspensiones no está tan logrado, al menos en zonas bacheadas, y presenta unos reglajes más bien duros que buscan sujetar mejor la carrocería en las curvas para transmitir seguridad. El resultado es una buena estabilidad en todo tipo de trazados, sean rápidos o lentos, y unas reacciones nobles y previsibles, pero sólo con asfaltos en buen estado.

El panorama cambia en pisos rizados o bacheados, porque la suspensión trasera tiende a rebotar y es más seca e incómoda de lo deseable, sobre todo en las plazas de atrás. Pero, aun así, el 500 tiene un tacto suave y agradable que transmite solidez; los frenos y el ABS paran con rapidez y equilibrio, y como viene de serie con siete airbags y ha logrado cinco estrellas en las pruebas de Euro NCAP, sólo le falta el ESP (opcional por 500 euros) para ofrecer una seguridad impecable.

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