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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Nils Liedholm, el 'barón' sueco del 'calcio'

Jugó en el Milan y entrenó a los grandes clubes italianos

Eleonora Giovio

Nils Liedholm (Valdemarsvik, Suecia, 1922), el barón del calcio, murió el pasado lunes a los 85 años en su casa de Cuccaro Monferrato en el norte de Italia, donde desde hace varios años llevaba una empresa de producción de vinos junto a su hijo.

Centrocampista extremadamente técnico, le apodaron Il Barone por su elegancia y amabilidad dentro y fuera del campo.

Capitán de la selección sueca con la que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1948 y con la que fue derrotado en la final del Mundial de 1958 por Brasil, llegó a Italia en 1949. Antes de tomar la decisión de abandonar a su país natal cuentan que intentó tranquilizar a su padre sobre su marcha al extranjero. "No te preocupes, dentro de un año, dos como mucho, estaré de vuelta".

Nunca abandonó Italia pero siempre conservó su peculiar acento nórdico. Enamoró a todos, técnicos, compañeros y aficionados y la portada del primer álbum de cromos de Panini lleva una foto suya.

Vistió la camiseta del Milan entre 1949 y 1961 con el que jugó 359 partidos y marcó 81 goles. En el club lombardo fue escoltado por dos compatriotas, Gunnar Gren y Gunnar Nordahl, con los que formó el famosísimo trio Gre-No-Li, un juego de palabras con las iniciales de los tres apellidos. Con el Milan consiguió cuatro títulos de Liga. Pero perdió contra el Real Madrid de Alfredo di Stéfano la final de la Liga de Campeones en 1958. "Nos comimos demasiados goles... Di Stéfano ha sido el más grande de todos los tiempos. Un motor que se movía con la técnica", diría muchos años después en una entrevista.

A finales de la temporada 1961, con 39 años, decidió colgar las botas. Mientras tanto ya había conocido a su esposa. Confesó que para conquistarla le dijo: "Nosotros, los suecos, hemos inventado el ejercicio físico. Me creyó porque a partir de ese momento no hubo día en el que no hayamos ido al gimnasio los dos juntos". No se alejó del fútbol ni del Milan. Dos años después de colgar las botas ya estaba sentado en el banquillo del club que lo había fichado en 1949. Eso sí, seguía con su adicción al zodiaco y al horóscopo, como si los astros pudiesen guiarlo en el complicado mundo de los banquillos. Entrenó al Milan tres veces (1963-1966, 1977-1979 y 1984-1987) y consiguió ganar dos ligas. También cogió las riendas del Chievo Verona, del Monza, del Varese, del Fiorentina y del Hellas Verona.

Fue uno de los primeros en introducir la defensa en zona, algo que provocó un sinfín de críticas que acallaría con los triunfos a mediados de los años ochenta en el banquillo del Roma (1973-1977 y 1979-19/84) en el que ganó una Liga y tres Copas. "No entiendo por qué la gente critica tanto al catenaccio. Los equipos también se defienden en el centro del campo, con miles de faltas tácticas. Yo siempre se lo repetía a mis jugadores, si cometes una falta te equivocas dos veces: le das la pelota a los rivales y además das una señal de debilidad. Yo me entrenaba mucho contra uno o dos jugadores para quitarle la pelota sin hacer falta", fue sólo uno de sus numerosos legados futbolísticos.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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