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Reportaje:

'Milagro' en la 'iglesia roja'

Rouco cena en el templo de Entrevías y avala que siga con sus actividades

Oriol Güell

Entremeses, dorada al horno, una botella de Ribeiro y la casa humilde, pero acogedora, que los curas de la parroquia de San Carlos Borromeo comparten con quienes necesitan un hogar. En este ambiente se cerró el pasado domingo, durante una cena "muy cordial", el conflicto eclesiástico más largo y enconado que ha vivido la región en los últimos años: el pulso que el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, mantenía desde abril con los tres curas de la iglesia roja de Entrevías, a los que había ordenado cesar su actividad religiosa por haberse alejado de la liturgia oficial.

"Fue muy agradable. Hace unos días pidió visitarnos y le abrimos las puertas. Habló con los jóvenes que viven con nosotros y luego cenamos los cuatro", recordó ayer uno de los curas, Javier Baeza. "Nos argumentó la necesidad de cambiar la denominación de la parroquia por la de centro pastoral, pero no nos dio instrucciones de ningún tipo. Sólo al final nos pidió que cuidáramos la liturgia", añadió.

El cambio de parroquia a centro pastoral no tiene, según Baeza, consecuencias prácticas. Una parroquia tiene una zona adscrita, cuya población recibe sus servicios religiosos en el templo. A un centro pastoral, como los de hospitales o cárceles, acude cualquier persona que lo desee. "Lo importante, que es trabajar con los desfavorecidos y celebrar misas, bodas y bautizos según sus necesidades, no cambia".

De cambio radical, casi milagroso, podría calificarse el que Rouco escenificó en la cena. Hace siete meses, el 2 de abril, se supo que había ordenado el cese de la actividad religiosa en el templo, en el que Javier Baeza, Enrique de Castro y Pepe Díaz llevan a cabo desde hace 30 años una ingente labor social con la población excluida.

El problema surgió porque los párrocos, en su deseo de acercarse al duro contexto que les rodea, han hecho algunos cambios en la liturgia oficial: dan misa vestidos en ropa de calle, admiten ateos y musulmanes en sus labores sociales y en la eucaristía, en vez de hostias, reparten rosquillas.

En los peores momentos del conflicto, Rouco llegó a exigir a los curas rojos que le pidieran perdón públicamente y ordenó a otras parroquias u organizaciones religiosas que no ayudaran a la parroquia de Entrevías. No se conocen (al menos públicamente) las razones del cambio de posición. Pero, como explica Baeza, "lo importante es que la gente que lo necesita sigue recibiendo nuestra ayuda".

Feligreses de San Carlos Borromeo, durante una asamblea celebrada en la iglesia.
Feligreses de San Carlos Borromeo, durante una asamblea celebrada en la iglesia.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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