Una grieta agrava el estado crítico de la principal depuradora de Vigo

Un gabinete de ingeniería contratado por el Ayuntamiento de Vigo está analizando la aparición de un grieta en un digestor de lodos de la depuradora del Lagares, que se acompaña del desplazamiento, en unos cuatro milímetros, de una de sus paredes, sin que por el momento se haya podido establecer si este desplazamiento es consecuencia de problemas en la cimentación o del funcionamiento del propio digestor, donde se oxigenan los lodos.

El descubrimiento de la grieta, hace unos 15 días, se produjo al hilo de las habituales tareas de mantenimiento de las instalaciones, que suelen realizarse entre los meses de octubre y marzo. Los lodos del digestor están siendo volcados en otro, dentro de la mecánica común de las operaciones de mantenimiento, lo que permitirá evaluar el alcance de la avería, que por el momento no ha alterado el funcionamiento "normal" de la depuradora, según fuentes municipales, salvo una mayor generación de olores que motivó, el lunes por la noche, el realojo de 16 vecinos en un hotel.

Es la enémisa avería que se detecta en el funcionamiento de la depuradora desde que el proyecto se puso en marcha, en 1995. Fue construida por la UTE Huarte-Copasa y cuando se inauguró, en 1997, ya no cumplía la normativa europea aplicable a la regeneración de lodos y depuración de residuos, por más que Manuel Fraga, en su discurso inaugural, la señalara como "mucho más que una obra", "la más importante de cuantas se han construido en Galicia y garantía de futuro para la ría de Vigo". "Culmina los trabajos de saneamiento que permitirán la recuperación medioambiental de la xunqueira [del Lagares, donde se construyó] y de la playa de Samil, auténtico símbolo para todos los vigueses", afirmó Fraga.

Nada más lejos de la verdad. Las averías más frecuentes, con interrupción del funcionamiento, han estado vinculadas a los cortes de luz, sobre todo en momentos de tormenta, lo que provoca un desbordamiento de los residuos sobre el entorno de la xunqueira del Lagares, donde se asienta, y subsiguientemente al mar. Las remodelaciones y parcheos han sido también una constante en su década de vida.

Pese a ello, la actual planta arroja a la ría, según la Consellería de Medio Ambiente, el 99,77% de la carga microbiológica aportada por las aguas residuales de todos los municipios ribereños. El 99,6% del total de coliformes fecales detectados en la ría proceden del Lagares. El límite máximo permitido es de 2.000 unidades de coliformes por cada 100 mililitros de agua; la depuradora emite 14.000 unidades.

Tales efluentes son incompatibles con la producción marisquera, según señala la sanción impuesta por la Unión Europea, que por el momento las autoridades españolas (Ministerio y Consellería de Medio Ambiente) han neutralizado con el proyecto de una nueva planta.

La Xunta ha invertido en las actuales instalaciones unos 23 millones de euros, que superan en un 70% el presupuesto inicial de la obra. Para funcionar correctamente requeriría aún la inyección de otros 18 millones más, lo que triplicaría su presupuesto inicial.

El Ministerio y la Consellería de Medio Ambiente han optado por construir en el mismo emplazamiento una nueva depuradora que costará unos 200 millones de euros, de los que los primeros 80 millones se gastarán el próximo año. Aunque irá enterrada e incorporará sistemas de tratamiento terciario de los residuos (con rayos ultravioleta o procedimientos similares), que blindarán la emisión de olores, estas garantías no han vencido la oposición del vecindario a la actual y a la futura planta.

Pero hay otro factor añadido, que a día de hoy sigue sin corregirse y que, según las fuentes consultadas por este periódico, podría tener también una incidencia determinante en el mal funcionamiento de la planta. Diez años después de su puesta en funcionamiento, no existe un catálogo mínimamente riguroso de las empresas que vierten residuos industriales, ni de la condición ni calidad de tales residuos, en el colector del Lagares, que tiene un trazado paralelo al río hasta acabar en la planta. La química de esos vertidos desconocidos podría alterar gravemente el proceso de depuración biológica general.