Al río con dos tiros y 'zapatos de cemento'
La Guardia Civil investiga el asesinato de un vecino de Cullera
Las aguas del Júcar no quisieron tragar tanta violencia. Un pescador descubrió el pasado domingo en el río parcialmente sumergido el cuerpo de R. O., de 34 años, cuya desaparición había denunciado la familia el pasado 24 de octubre. El cadáver estaba encadenado a unos bloques de cemento. La víctima, además, había recibido dos disparos, según reveló ayer la autopsia realizada en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.
La población ha registrado otras dos muertes violentas en dos años
Empleado en una fábrica de embutidos de Torrent, R. O. desapareció hace diez días sin dejar rastro. Sus familiares pegaron carteles con su fotografía y un número de teléfono en Cullera, donde vivía R. O. con su esposa, y en otras localidades. Hace unos días su coche apareció en Sollana, pero no había pistas del paradero de R. O. La búsqueda acabó el domingo en una parte del río Júcar entre Sueca y Cullera "de difícil acceso, que requiere un buen conocimiento del terreno", según explicaron fuentes policiales.
Las investigaciones sobre el crimen dirigen sus pasos hacia el mundo de la droga y un ajuste de cuentas como móvil del macabro suceso, según fuentes cercanas a las pesquisas, de las que se encarga la Guardia Civil.
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana informó de que la magistrada de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Sueca, que investiga la muerte de R. O., se inhibirá en favor del Juzgado número 4 para que continúe con la instrucción del sumario ya abierto.
Con esta ya son tres las muertes violentas que han conmovido a la población de Cullera en poco más de dos años. En la primavera de 2005 era encontrado en una acequia el cadáver de un ciudadano francés de origen magrebí. Había sido asesinado con dos disparos y el cuerpo, con las manos amputadas, había sido depositado en una bañera repleta de cemento.
En abril de 2007 se conoció el hecho de que Alberto Rodríguez Turpín, desaparecido en 5 de septiembre de 1998 cuando tenía 29 años, estaba enterrado en el cementerio de Potterfield, Nueva York, desde el 6 de octubre del mismo año, fecha en la que fue encontrado asesinado en una calle neoyorquina. Los restos de Alberto Rodríguez fueron repatriados y enterrados en el cementerio de Cullera tras una prueba de ADN.
El padre del hombre asesinado ahora es originario de Fortaleny y regentaba una inmobiliaria muy conocida en la localidad de Cullera.
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