Doctrina jurídica contra las patrañas
El tribunal de la Audiencia Nacional que juzgó los atentados de los trenes de Madrid tuvo que dedicar buena parte del juicio a desmontar las mentiras contadas en torno al 11-M que muchos abogados -los de los acusados y también algunos de los que defendían a víctimas- utilizaron para intentar salvar a sus defendidos, en el primer caso, y para sembrar más dudas, en el segundo.
En la sentencia, los magistrados escribieron su doctrina sobre las patrañas en varios párrafos dedicados a explicar cómo se construye la teoría de la conspiración y los males de que adolece. Es casi un manual sobre lo que un medio de comunicación nunca debería hacer:
- "Se aísla un dato, se descontextualiza y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos que permita, mediante el razonamiento, llegar a la conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia. El argumento es falaz y parte de premisas falsas, con lo que la conclusión es, necesariamente, errónea. Toma un dato aisladamente para, omitiendo cualquier otro que lo explique, elucubrar sobre hipótesis puramente imaginativas, pues carecen del más mínimo sostén probatorio".
El tribunal escribió estas reflexiones para contestar a los bulos de los medios afines al PP que algunos abogados dieron por ciertos: sobre la posibilidad de que las pruebas halladas dentro del vehículo en el que se trasladaron los terroristas fueran puestas por policías; sobre la posibilidad de que los suicidas de Leganés hubieran sido llevados al piso, ya muertos, por alguien; sobre la posibilidad de que la bomba desactivada fuera colocada por un desconocido para culpar a los islamistas...
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