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Reportaje:

El 'puff' mediático lidera el cambio

El inglés Rose, de 27 años, a punto de ganar en Valderrama su primera Orden del Mérito

Carlos Arribas

Miguel Ángel Jiménez tiene 43 años. Es, junto a Colin Montgomerie (44) y Peter O'Malley (42), el único cuarentón de los participantes en el Volvo Masters, lo que, tratándose del golf, el deporte de los longevos, es más que significativo. A Jiménez, malagueño, el único privilegiado que se va a dormir todos los días a su casa, el fuego competitivo no le falta -ayer le llevaban los demonios tras terminar el día con +6, su peor tarjeta, lo que le aleja de la posibilidad de victoria hoy-, pero la edad, sus 20 años de circuito europeo, le permiten observar con cierto distanciamiento, aun así apasionado, lo que pasa a su alrededor. "Ya estoy un poco de vuelta de todo", dice; "estoy muy acostumbrado a que cada pocos meses surja en el golf otro puff mediático. Jugadores jóvenes a los que se promociona como si acabaran de inventar el golf y que después sucumben, se quedan en puffs. Ninguno es el nuevo Ballesteros que todos anuncian. Y lo que hay que hacer es dejar tranquilos a los jóvenes talentos, que, si no, se endiosan como si fueran futbolistas porque no están preparados para tanto agobio".

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El discurso de Jiménez, aromatizado con las volutas de humo de su montecristo de turno, no contenía ningún nombre, pero el de Justin Rose podría figurar en él. En 1998, cuando aún no había cumplido los 18 años, aún en la edad de niño prodigio, Rose, amateur, terminó cuarto en el Open Británico. A su alrededor se montó una de las operaciones de promoción más aparatosas. Rose pasó a profesional y se estrelló. Pero había algo más. Cuatro años después empezó a sacar la cabeza poco a poco. Nueve años después, este 2007, después de un magnífico Masters de Augusta, síntoma de madurez, Rose, nacido en Johannesburgo (Suráfrica) en julio de 1980, ya puede empezar a sentirse a gusto. Ya respira seguro. Y para demostrarlo, nada mejor que ganar el Volvo Masters, uno de los torneos mejor dotados del circuito (666.000 euros para el ganador), triunfo que llevaría emparejada la victoria en la Orden del Mérito (clasificación final del circuito por ganancias).

Y probabilidades no le faltan. Terminada la tercera jornada, en que el viento de Levante amainó, Rose mantenía cuatro golpes de ventaja sobre su rival, el irlandés Harrington, número uno europeo en 2006, ganador del Open Británico en julio y míster Regularidad esta semana: ayer firmó su tercer 71 (par del campo) en tres días. Rose, sin embargo, a punto estuvo de echar por la borda el torneo con un comienzo bogey-doble bogey que, combinado con un birdie de Harrington en el primer hoyo, dejó empatada de salida la cuestión. "Sin embargo, como dijo mi caddie, el mejor Rose surge con la espalda contra el muro", dijo el inglés, que, si gana, se convertirá en el primer veinteañero en conseguir la Orden del Mérito desde su compatriota Lee Westwood en 2000.

Con la espalda contra el muro o, mejor dicho, con su bola pegada a una tapia entre los alcornoques del séptimo hoyo, se encontró Jiménez. Salió del embrollo con un doble bogey que le condenó. Cinco bogeys más en la segunda parte sellaron su peor tarjeta de la semana y la pérdida de todas las posibilidades de repetir la victoria de 1999.

Clasificación a falta de un recorrido: 1. J. Rose (Ing.), 209 golpes. 2. S. Dyson (Ing.) y P. Harrington (Irl.), 213. 4. M. Kaymer (Ale.), S. Kjeldsen (Din.), C. Montgomerie (Esc.) e I. Poulter (Ing.), 216. 16. M. Á. Jiménez, 221. 21. S. García, 222. 33. G. Fernández-Castaño, 225.

Justin Rose, ayer en Valderrama.
Justin Rose, ayer en Valderrama.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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