Un año de pesadilla

La crónica de la ruptura estaba escrita tras un año de relaciones espantosas en el seno de McLaren Mercedes. Las caretas cayeron tan pronto como Lewis Hamilton empezó a descollar. Subirse al McLaren MP4-22 y triunfar fue todo uno. Los enfrentamientos supuraron de forma inmediata.

En el quinto gran premio del año, en Montecarlo, Hamilton sacó a relucir su carácter reivindicativo y se quejó de recibir órdenes de equipo. Poco después, tras la primera victoria de Hamilton, Alonso estalló: "Sabemos que todo el apoyo del equipo y todas las ayudas son para él". Ron Dennis y Alonso partieron peras y evidenciaron su mutuo desengaño. Por si alguien lo dudaba, el embrollo en el GP de Hungría dejó al descubierto el gallinero en que se había convertido el box. Hamilton y Alonso combatieron suciamente en la calificación y trascendió la fea respuesta con la que el británico desobedeció a Dennis y el tremendo enfado del patrón con el español, relegado por la FIA al sexto puesto de la parrilla por considerar que actuó de forma antideportiva. "Fue una pesadilla. Yo no quería discutir. Fue él [Alonso] quien no quiso tener una relación de trabajo decente", cuenta Hamilton en una de sus biografías en vías de publicación.

Hasta los jueces de la FIA llamaron al orden a Dennis y Hamilton en Hungría cuando discutieron ante ellos: "Eso es asunto de ustedes. Ya lo resolverán en casa", les dijeron. Sólo le faltó a Dennis que la FIA tomara cartas en el asunto del espionaje a Ferrari y solicitara a Alonso los e-mails que había intercambiado al respecto.

El sinsentido de las últimas carreras fue tal que McLaren perdió un Mundial que Hamilton dominaba con 17 puntos de ventaja sobre Raikkonen a falta de dos carreras. En la penúltima, en China, Dennis argumentó por qué no se ordenó antes a Hamilton que se detuviera y evitar así que se quedara sin neumáticos: "Luchábamos contra Alonso". El español se sinceró tras el último gran premio: "McLaren perdió el título por algunas decisiones en la última parte del campeonato y a mí está claro que no me ayudaron. Lo que dijo Dennis sobre mí en China fue toda una declaración de intenciones".