_
_
_
_
Reportaje:

Los rusos ignoran su fiesta nacional

El Kremlin quiere celebrar la expulsión de los polacos, en lugar de la Revolución

Pilar Bonet

Los rusos no se acostumbran aún a su nueva fiesta nacional, que se celebra el 4 de noviembre, y el afán del Kremlin para hacer arraigar el evento sustitutivo de la Revolución de Octubre puede ser contraproducente, a juzgar por la película 1612, una ficción con trasfondo histórico y protección oficial, que se estrenó ayer por todo lo alto en una cincuentena de cines de Moscú.

1612, el título de la cinta dirigida por Vladímir Jotinenko y producida por Nikita Mijailkov, alude al año en que fueron expulsados del Kremlin los polacos que aprovechaban la debilidad de Rusia tras la muerte de Iván el Terrible y Borís Godunov. La gesta, liderada por Dmitri Pozharski y Kuzmá Minin, unió a una parte de la élite rusa en noviembre de 1612 y permitió en 1613 elegir como zar a Mijaíl, el primero de la dinastía Románov.

El acontecimiento -en parte mitificado como demostración de unidad y oposición de rusos ortodoxos, por una parte, a polacos católicos, por la otra- es fiesta nacional desde 2005 y sustituyó a la Revolución Bolchevique de 1917, que el 7 de noviembre conmemora su 90º aniversario.

La película 1612, rodada en 100 días y financiada con 12 millones de dólares, recurre a efectos de ordenador y en ciertos aspectos evoca la cinta Alatriste, inspirada en la obra de Arturo Pérez Reverte. Uno de los protagonistas de la cinta rusa es el mercenario español Álvaro Borja, representado por Ramón Langa. Gracias a este actor español, el mercenario, con toda su crueldad, aparece humanizado e incluso romántico.

El héroe principal, Andréi (Piotr Kislov), un ruso del pueblo, aprende e imitar al caballero Álvaro y repite sus expresiones tales como "mierda, hijo de puta" (en castellano en la película, apta para mayores de 14 años). En el momento culminante, cuando la heroína es enviada a un monasterio, suena, de forma desconcertante, una canción en gallego. La película tiene el apoyo oficial de la Agencia de Cultura y Cinematografía.

Los ciudadanos rusos siguen prefiriendo la Revolución de Octubre y, según una encuesta del centro Levada, un 23% celebrará este evento, frente a un 15% que festejará el 4 de noviembre. Un 48% de la población no sabe qué se celebra ahora y sólo un 23% sabe que la fiesta se llama Día de la Unidad Popular, un 4% cree festejar la liberación de los invasores polacos y lituanos y el 1% piensa aún que se trata de la Revolución de Octubre.

Símbolo del desarrollo

Este suceso es valorado de forma positiva por un 55% de los rusos, ya sea como un impulso al desarrollo social (31%) o como apertura de una nueva era en la historia del país (24%).

La cinta 1612 es una historia de amor con el telón de fondo de los intentos polacos de legitimar falsos zares en el trono de Rusia. A Mijaíl Surkov, el vicejefe de la administración de Vladímir Putin, le "gustó" su concepción, afirmó Jotinienko, que se entrevistó con el ideólogo del Kremlin en compañía de Nikita Mijailkov, uno de los intelectuales que se han manifestado a favor de que Putin siga siendo presidente por un tercer mandato.

Aparte de los designios aviesos de polacos y europeos a sueldo (de habla castellana, alemana e italiana), la cinta muestra a un sacerdote representante del Vaticano, que acompaña a los polacos y que saca una conclusión: "No pondré más el pie en Rusia". "Muy confusa", fue el comentario de un simpático joven que ayer asistía al estreno.

Fotograma de la película <i>1612,</i> que evoca la llegada de los Románov al poder.
Fotograma de la película 1612, que evoca la llegada de los Románov al poder.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_