El campeón frena la caída libre
El Milan golea en Génova días después de que su hinchada, con el equipo perdido en la Liga, pidiera mayor inversión a Berlusconi
El Milan suele renquear a principios de temporada. No es una novedad. Pero lo de este año empieza a ser grave: no gana en San Siro desde abril -aunque ayer se impuso 0-5 en el campo del Sampdoria-, ha perdido de vista la cabecera de la tabla y, sobre todo, alguna de sus derrotas ha sido espeluznante. Con el Roma, en casa (0-1), sólo lanzó un disparo a puerta y se mostró muy endeble. Silvio Berlusconi, el presidente, dice que hay que tener paciencia, pero ya prepara la cartera para reforzar al equipo en el mercado de invierno.
En cuanto se habla de crisis o de plantilla anciana, Berlusconi y su mano derecha, el vicepresidente Adriano Galliani, echan mano del pasado reciente. El Milan es el vigente campeón de Europa y logró el título continental tras una exhibición en las semifinales ante el Manchester United (3-2 en Old Trafford y 3-0 en San Siro). El año pasado también empezó mal y mantuvo un comportamiento discreto en Liga. "Europa es lo que nos motiva", dice Il Cavaliere. Esta temporada, los números se parecen a los del curso 1981-82, la última vez que el Milan descendió de categoría. Y, en el mejor de los casos, peligra la clasificación europea para el año próximo, porque Inter, Roma, Fiorentina, Juventus y Nápoles aspiran a copar las primeras posiciones.
El vigente ganador de la Liga de Campeones no gana en San Siro desde abril
El equipo ha envejecido y depende en exceso de la verticalidad de Kaká
La edad de la plantilla es un tema recurrente desde hace varias temporadas. La cuestión empieza a merecer un hueco en el Libro Guinness. El domingo pasado, ante el Roma, Ancelotti alineó como laterales a Cafú (37 años) y Maldini (39). Como si quisiera subrayar el problema, introdujo luego a Favalli (35) y Serginho (36). Los gloriosos veteranos milanistas siguen jugando porque sus teóricos relevos (Gourcuff, Bonera, Brocchi) no dan la talla, o, como Oddo (31) y Emerson (31), tampoco son pimpollos. La imposibilidad de hacer rotaciones somete a un ritmo infernal a jugadores como Gattuso, Pirlo y Seedorf, tres de los puntales en que se sostiene el equipo. Con el cansancio y la falta de ideas, el Milan tiende a quedarse atrás y no encuentra huecos. Lo que obliga a Kaká a empeñarse en carreras de 30 metros, en solitario y con el balón pegado a los pies, en busca del milagro.
La portería es capítulo aparte. El brasileño Dida, cuya penosa actuación en el Celtic Park de Glasgow (fallo, desplome fingido por el cachete de un aficionado y retirada en camilla) obtuvo gran éxito en Internet, acumula errores. La humildad con que pidió perdón a la grada de San Siro, dando la vuelta al campo entre genuflexiones y gestos de arrepentimiento, no bastó para resolver el problema. Dida no ofrece garantías.
Berlusconi aparenta calma. Y echa mano del latín, un recurso que se le da mal: "Et Homerus aliquando dormet", dijo el lunes. O sea, que hasta Homero, el gran poeta griego, se duerme de vez en cuando. La frase correcta es aliquando bonus dormitat Homerus y pertenece a Horacio, pero da lo mismo. Quizá el Milan sólo se haya dormido unas semanas. No es la opinión de los tifosi, que el domingo corearon una sola palabra dirigida a Galliani: Spendi. Gasta.
Ancelotti es sincero, como siempre: "Somos exageradamente lentos, no presionamos y no encontramos espacios". El técnico confía en que el retorno de Ronaldo mejore la situación. Se espera que vuelva a jugar en noviembre. La recurrencia de sus lesiones, sin embargo, supone una inquietud adicional. A un año de su fichaje, el rendimiento ha sido nulo. "Llevad a Ronaldo al doctor House", decía una gran pancarta en la grada rojinegra. Más esperanzas suscita Alexandre Pato, el joven brasileño de 18 años que podrá debutar en enero.
El debate de fondo gira en torno a la gestión de la sociedad. Berlusconi privilegia los contratos largos y el ambiente familiar para conseguir que los jugadores se identifiquen con el Milan. Esa política ha sido rentable en general, pero ahora muestra sus contraindicaciones: los futbolistas envejecen con óptimos contratos, nadie quiere irse y el ambiente es más o menos resignado en las derrotas, porque se confía en que, una vez más, la Liga de Campeones haga olvidar al final los fracasos domésticos.
10ª jornada de Liga: Atalanta, 2; Cagliari, 2. Inter, 4; Génova, 1. Palermo, 1; Parma, 1. Sampdoria, 0; Milan, 5. Udinese, 2; Torino, 1. Fiorentina, 1; Nápoles, 0. Juventus, 3; Empoli, 0. Reggina, 1; Livorno, 3. Siena, 1; Catania, 1. Roma, 3; Lazio, 2.
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