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Telefonía

Los móviles se visten de diseño

Ramón Muñoz

Hace unos años, los fabricantes de móviles se esforzaban en su publicidad por demostrar que estaban a la vanguardia tecnológica, con una sopa de siglas que abrumaban al consumidor: GPS, GPRS, WAP, 3G, UMTS. El símbolo de esa era fue la película Matrix, que incluía el anuncio encubierto de un terminal que usaba Neo, el protagonista, y del que hoy se avergonzaría hasta el usuario tecnológicamente más paleto.

Los consumidores primero, y más tarde las marcas, se han dado cuenta de que el móvil es algo más que un aparato para comunicarse. Es todo un símbolo del carácter de su dueño, un objeto tan personal como el cepillo de dientes, con la diferencia de que a nadie le preocupa la marca del cepillo del vecino. Por eso los móviles han comenzado a acercarse al mundo del diseño y a las marcas de moda. Ya no se llaman TX-7859, sino Victorio y Luchino, Dolce & Gabbana o Porsche.

Los nuevos móviles que están a punto de aparecer en el mercado llevan integrada una buena cámara de fotos y de vídeo, mp3, conexión a Internet y gran memoria, pero además tienen diseño, son un objeto de presunción. "Cuando yo pongo mi terminal encima de la mesa, estoy poniendo mi tarjeta de presentación. Y, cuando lo ven mis amigos, no me van a preguntar si tiene este u otro avance técnico. Les va a impresionar su forma, su diseño", dice Carlos Grima, director general de The Phone House.

Los fabricantes apelan a la distinción de cara a la campaña navideña, en la que se juegan unas ventas de cuatro millones de terminales, la cuarta parte de la facturación anual en España. En esa línea, The Phone House, la mayor cadena de distribución, con 400 tiendas, ha llegado a un acuerdo con la marca de vaqueros Levi's, la de bolsos Mandarina Duck y con el diseñador inglés Ted Baker para lanzar tres terminales exclusivos.

LG ha hecho evolucionar su terminal Prada hacia un concepto aún más fashion. Su modelo Shine ha convertido la pantalla en un espejo. Pero la marca coreana ve compatible utilizar el móvil para retocarse los labios, con una pantalla táctil (como la del iPhone) y una cámara de dos megapixeles. El espejo celular cuesta 549 euros.

Samsung se une al carro del diseño de la mano de Armani, con un elegante terminal del tamaño y casi con el peso de una tarjeta de crédito, que habrá que usar para pagar los 599 euros que cuesta. Para los amantes de las fotos, el modelo G-800 incorpora el primer zoom óptico (549 euros) y el F-200 se convierte en un mp3 cuando se da la vuelta a la tapa (199 euros).

Sony Ericsson apuesta por el estilo James Bond. Todos los modelos con bluetooth se pueden sincronizar con un reloj (cuatro modelos marca Fósil) cuya pantalla nos avisa de quién llama o de la canción que suena en el móvil. Desde el reloj (300 euros), se puede colgar o variar el volumen, pero no hablar. Además, el mp3 se puede programar para reproducir música según el estado de ánimo.

Nokia aporta el N-81, con teclas especiales para música y juegos, con una memoria de 8 Gb. Al girarlo, la pantalla horizontal hace las veces de la de una videoconsola (569 euros). Motorola recibe la Navidad con el Z-8 que se comba al abrirlo. Aunque lo más estiloso son sus accesorios, como unos auriculares bluetooth bajo la apariencia de unos pendientes de plata.

El móvil volverá a ser el regalo estrella de estas navidades. Los españoles se gastarán una media de 180 euros en cada terminal libre, y algo menos de 70 si están abonados a una compañía. La oferta más barata será para los que cambien de operadora o amenacen con hacerlo. Les puede salir gratis, diseño incluido.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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