El fiscal pide 14.600 euros de multa a un 'rapero' por injurias al Rey
El fiscal de la Audiencia Nacional Luis Barroso triplicó ayer, de 4.380 euros a 14.600, la multa que solicita para Moisés Rivas, cantante del grupo de rap Poetas de la Calle, que el 19 de marzo de 2005, durante un concierto en la plaza de la Paz, de Puerto del Rosario (Fuerteventura), profirió diversas expresiones que el fiscal considera que constituyen un delito de injurias al Rey y otro de injurias a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
El fiscal alega que Rivas, que tenía 18 años en el momento de los hechos, actuó a título personal y que durante su actuación profirió frases calificando de "parásitos" al Rey, a la Reina y al Príncipe. Añadió que la Monarquía es una institución sin valor y decorativa, cagándose en sus miembros. También se refirió a los miembros de la Guardia Civil, cuyo cuartel se encuentra en uno de los ángulos de la plaza de la Paz, como "hijos de puta, torturadores que coaccionan indiscriminadamente la libertad de las personas".
Rivas negó ayer en la vista que hubiera pretendido injuriar a la Guardia Civil o al Monarca y señaló que únicamente durante una de las canciones introdujeron un corte de sonido pregrabado de una canción de otro grupo llamado Doble V, en el que se decía "OK, me cago en el Rey".
Sin embargo, compareció como testigo un sargento de la Guardia Civil que escuchó los insultos. El testigo no ratificó las frases que figuraban en el escrito del fiscal, pero dejó claro que estaba fuera de servicio y que fue a denunciar los hechos a los agentes que estaban de guardia en ese momento porque, según dijo, oyó que el cantante se cagó en los muertos de la Guardia Civil y que se acostaba con las mujeres de los guardias cuando éstos estaban de servicio. Luego, añadió que Rivas también se había cagado en los muertos del Rey.
Igualmente, testificaron un compañero del músico y la representante del Ayuntamiento, esposa de un policía nacional, que negaron haber escuchado los insultos a la Guardia Civil y al Rey.
La sensación que quedó en el juicio es que todo fue una chiquillada del cantante y un calentón del agente. Sin embargo, el fiscal elevó la petición de multa a más del triple, cuando Rivas no es Michael Jackson, sino un estudiante de telecomunicaciones sin ingresos propios. Su defensa reclamó la absolución.
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