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Los conflictos comerciales enfrentan a la UE con Rusia

Los Veintisiete intentan superar la tensión con Moscú

Andreu Missé

Las relaciones entre Bruselas y Moscú están empeorando progresivamente por la proliferación de conflictos fronterizos, territoriales, energéticos y asuntos relacionados con los derechos humanos. La agenda de la cumbre entre la UE y Rusia, que se celebra hoy en Mafra, cerca de Lisboa, es un fiel reflejo del deterioro real de relaciones. Entre los puntos de tensión, que fueron analizados en el Consejo de Relaciones Exteriores de la UE, la semana pasada, destaca la firme exigencia de Polonia a "vincular el derecho de Rusia a entrar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) a que Moscú anule su veto a las importaciones de carne y productos vegetales polacos", según documentos internos de la reunión a los que ha tenido acceso este diario.

El giro político en Polonia tras las elecciones del pasado domingo puede suavizar la situación, pero sin excesivas esperanzas por ambas partes. Ésta es la última cumbre a la que asiste Vladímir Putin como presidente de Rusia, lo que siempre aumenta la probabilidad de sorpresas.

Las discusiones de los ministros de Exteriores muestran que la Unión carece de una estrategia global y de una visión consensuada ante Moscú. "Estamos en la improvisación permanente", señala una fuente comunitaria.

El orden del día de la cumbre se ha reducido a los puntos conflictivos más candentes, aparcando los de calado más grave y estratégico como los aspectos ligados a la seguridad nuclear, el escudo antimisiles y el acuerdo sobre armas convencionales. Todas estas materias figuran en los informes internos de la UE, denominados Asuntos clave más destacados, que ha visto EL PAÍS.

Fuentes próximas a la presidencia portuguesa admiten que "las relaciones de la UE con Rusia han ido empeorando". El contencioso entre Polonia y Rusia ha contagiado las relaciones entre Moscú y Bruselas. El conflicto empezó en noviembre de 2005, cuando Rusia prohibió las importaciones de carne polaca y productos vegetales, por falta de condiciones sanitarias. Doce meses después, como represalia, Varsovia vetó la continuidad de las negociaciones entre Rusia y la UE para renovar y ampliar el Acuerdo de Colaboración y Asociación. Un conflicto comercial que no supera los 300 millones de euros anuales tiene paralizadas las relaciones con el mayor proveedor energético de la UE.

En el Consejo de Exteriores de mediados de octubre, al veto de Polonia a que Rusia entre en la OMC, se añadieron las peticiones de Suecia para que Moscú rebaje los elevados impuestos a sus exportaciones de madera.

Otro conflicto es el creciente bloqueo de las fronteras terrestres. Estonia, Letonia, Lituania y Finlandia se quejaron de las largas colas de camiones que bloquean sus fronteras con Rusia. "La situación permanece grave", señala el documento del Consejo, y añade: "Hay colas de 35 a 55 kilómetros". En materia energética, Alemania se mostró partidaria de presionar a Rusia para que acepte un compromiso para establecer el sistema de alerta temprana, propuesto por la Comisión para reconducir los fallos de suministro. Un mecanismo que el comisario de Energía, Andris Piebalgs, y el ministro de Industria, Víktor Khristenko, intentan poner en marcha.

Las posibles consecuencias en Moldavia y Georgia por la decisión que se tome sobre Kosovo alarman especialmente a Suecia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumania. Estonia pidió que "quede claro a Rusia que el caso de Kosovo es distinto".

Fuera de la agenda

Los asuntos más delicados no serán tratados en la cumbre, en un intento por buscar un clima más favorable. Uno de los temas es la seguridad nuclear. La UE exige a Rusia el cierre progresivo de los generadores nucleares de primera generación del tipo de Chernóbil, que ya no son mejorables para alcanzar los estándares de seguridad. La última reunión sobre esta materia se celebró en 2002.

La UE tampoco se ve capaz de llevar a la cumbre la cuestión del escudo antimisiles. En respuesta a las propuestas de Estados Unidos de instalar componentes de su escudo antimisiles en Polonia y la República Checa, Rusia decidió el pasado julio suspender su participación en el Tratado sobre Fuerzas Convencionales.

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