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Análisis:La investigación del 11-M
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Única pista realmente existente

Si los retratos robot difundidos la tarde del 11-M revelan una gran precisión, no es menor la que se desprende de la actividad policial después de la aparición, durante la mañana, de la furgoneta Renault Kangoo en Alcalá de Henares. Esa tarde, sobre las cinco y media, la conjetura en base a antecedentes e indicios especulativos de que debía tratarse de ETA queda desmentida en el cuartel general de la Policía, en la madrileña calle de Miguel Ángel. Por el contrario, los indicios realmente existentes ya apuntan en otra dirección: la pista islamista.

A la vez que se difunden los retratos, a partir de las declaraciones de los testigos, la Policía comienza a seguir los pasos de algunos sospechosos principales. Uno de ellos: Allekema Lamari. Comienza esa misma tarde la caza de Lamari. ¿Quién es Lamari? Miembro del GIA argelino, encarcelado en 1997 y en busca y captura desde 2002. Hasta lo que acaba de declarar el testigo de Alcalá de Henares, se sabe de Lamari que ha circulado por Valencia en un coche de una persona llamada Jaouad El Bouzrouti en noviembre de 2003.

La policía se persona en la tarde del 11-M en el domicilio de El Bouzrouti, con la idea de que puede saber algo. No conoce a Lamari, sino a quienes le habían acompañado en 2003 a Valencia: Mohamed Afalah y Abdelmajid Bouchar. Es Afalah a quien le ha prestado su coche. La policía ha obtenido dos nombres, sí. Pero no les dicen nada. No están fichados. Otros policías volverán una y otra vez a casa de Bouzrouti, para ver quiénes son Afalah y Bouchar. La última vez, el mismo 3 de abril, el día del estallido del piso de Leganés. La policía pide ese día a Bouzrouti que vaya a casa de Bouchar, que también vive en Leganés. Pero cuando Bouzrouti va, la hermana de aquél le dice que no está. Bouchar... y también Lamari ¡estaban en el piso de la calle Martín Gaite de Leganés!

Esta historia muestra que la Policía se convierte la tarde del 11-M, una vez que las conjeturas en torno a ETA se disipan, en un sabueso que va detrás de los terroristas yihadistas. Unos terroristas que, como se advertirá inmediatamente, estaban en número importante al alcance si hubiese funcionado una eficaz coordinación policial preventiva.

Mientras la policía va, avanzada la tarde del 11-M, a por Lamari, el palacio de la Moncloa ya tiene la sensación de que la ETA a la que se aferra desesperadamente, ante las elecciones generales del 14-M, no va a ser la autora. Esa sensación, la mañana del viernes es ya una certeza.

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