Rato reconoce que abandona el FMI sin concluir la reforma que inició
El ex ministro asegura que nadie le ha reprochado la salida prematura
Rodrigo Rato dice que se va del Fondo Monetario Internacional (FMI) con un buen sabor de boca, aunque reconoce que con un toque agridulce. Lo primero, por la oportunidad que ha representado su paso por el organismo financiero. Y lo segundo, porque es consciente de que deja la institución con el proceso de reforma sin acabar. "Siempre da pena no haber terminado el trabajo", dice el español, que espera que su paso por Washington sea bueno para el Fondo.
"Las decisiones se toman sabiendo que hay partes buenas y no tan buenas, por eso son decisiones". La incapacidad de los países para llegar a una fórmula que permita hacer un reequilibrio de poder en el FMI enturbia de alguna manera la salida de Rato. Pero lo que no había calculado el ex ministro de Economía con el Gobierno del Partido Popular es que su última asamblea anual se vería empañada, además, por unas perspectivas económicas menos favorables que hace seis meses.
Las cálidas palabras de sus colegas, que reconocieron su capacidad de liderazgo al frente del organismo, no han faltado estos días. Quizá las más emotivas fueron las del ministro italiano de Finanzas, Tommaso Padoa-Schioppa, que se refirió a Rodrigo Rato como el arquitecto, por haber logrado una mayor integración del sector financiero en las cuestiones del Fondo y por lanzar la reforma para reforzar la representación de las economías emergentes en la estructura de la entidad.
Pero sus tres años y medio de gestión tampoco escapan de las críticas. A Rodrigo Rato se le reprocha algo parecido a lo que se dijo en su día del controvertido Paul Wolfowitz, su homólogo en el Banco Mundial: que dirigió el organismo como si se tratara de un ministerio, de forma vertical en lugar de apoyarse más en sus asesores. Y respecto a la reforma, se limitan a decir que lo que hizo el español fue poner las cosas sobre la mesa. También se le reprocha que no fuera más vigilante con los países avanzados y su política frente a la divisa china.
Los países emergentes no dudaron en expresar su frustración con el proceso capitaneado por Rato, mientras los analistas dicen que el director gerente saliente se irá a final de mes "sin demasiada gloria". Otros conocedores del sistema nacido de los acuerdos de Bretton Woods dicen, sin embargo, que el ex ministro español tomó las riendas de la entidad en un momento en el que estaba claro que perdía peso en la escena mundial, lo que dificultaba su trabajo.
¿Y a qué va a dedicarse ahora?, se le pregunta con insistencia. "También lo quiero saber yo", responde con ironía. "Tengo que irme de aquí, llegar, pensármelo, y ya veremos". Rodrigo Rato no quiere hablar de su futuro, por lo menos hasta el 1 de noviembre, cuando cederá el paso a Dominique Strauss-Kahn. Piensa que su abandono no afectará a las opciones de otros españoles a acceder a altos cargos en instituciones internacionales. Es más, asegura que nadie le ha echado en cara el no haber terminado su mandato.
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