Recipientes especiales para la orina de los tramposos

Ni EPO exógena, la que se inyecta para aumentar el número de glóbulos rojos y, con ello, la capacidad de consumo de oxígeno, ni EPO endógena, la que fabrican los riñones de todas las personas sanas para regular el número de glóbulos rojos. Nada de eso. Durante años, los laboratorios antidopaje se enfrentaban, perplejos, a un hecho que les desconcertaba: en el 15%, aproximadamente, de todos los test efectuados en busca de EPO no encontraban nada, ni la natural ni la artificial. Misterios de la naturaleza, podría pensarse; pero no, trampas, como descubrieron bastante después.

Primero vía rumores, vía artículos de prensa y vía confesiones de algunos chivatos, los químicos de los laboratorios oyeron hablar del uso entre los deportistas de unos polvitos de proteasa -un elemento que se encuentra, por ejemplo, en los detergentes para lavadora-, y que les servía para lavar, literalmente, todo resto de EPO en su orina. Y el año pasado la confirmación les llegó gracias a la Operación Puerto, con el hallazgo entre los papeles de Eufemiano Fuentes de menciones a los llamados "polvos de la madre Celestina", que los corredores pagaban a precio de oro y que no eran otra cosa que las míticas proteasas.

Inhibidores de proteasas

Para combatir su uso, se intentó, primero, obligar a los ciclistas sin EPO de ningún tipo en anteriores controles a pasar los controles con guantes, y así evitar que echaran los polvos en su muestra. El éxito no fue total, por lo que ahora los técnicos del laboratorio de Lausana han propuesto otra medida: que la orina de los deportistas se recoja en recipientes cuyas paredes estén dotadas de inhibidores de proteasas.

Y, por si acaso, también recomiendan que la orina analizada sea la primera de la mañana, la más concentrada, lo que obligará a aumentar los controles fuera de competición, pues como todo el mundo sabe las etapas terminan a las cinco de la tarde, no a las ocho de la mañana.