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Reportaje:

La atracción de Puro Arte

Éxito de público en la segunda Feria de Arte Contemporáneo

Joan Gaspar pertenece a una dinastía de galeristas barceloneses desde 1909 y su stand en Puro Arte es uno de los más visitados por el público. Muchas de las personas que acuden al Recinto Ferial de Cotogrande lo hacen atraídas por sus picassos y mirós, que conviven con las esculturas de bronce de Igor Mitoraj, las rejillas pintadas de Enrique Brinkmann y los cuadros de gran tamaño del gallego Antón Lamazares. "Estas son mis armas y las llevaría a cualquier sitio", asegura Gaspar, quien se estrena en Puro Arte.

Puede que no sea fácil decidir de golpe gastar 40.000 euros en una pieza de arte y mucho menos los 450.000 que cuesta el Boticelli como pretexto (1992) de Manolo Valdés, pero en su primera edición Puro Arte alcanzó un volumen de ventas por encima de medio millón de euros. "Con 3.000 ya es posible iniciar una colección", declara uno de los directores del evento, el galerista Ignacio Scarpellini. En 2006, Cotogrande se adentraba en las lides de organizar una feria de arte contemporáneo y hubo 18.000 visitantes en cinco días. "Teníamos una inercia cero y conseguimos reunir 42 galeristas; este año son 53: 13 son gallegas y 19 de países como Alemania, Italia, Israel, Holanda, Portugal y Venezuela", cuenta Scarpellini, quien asegura que el nivel de partida de Arco fue mucho más bajo. "Ahora se han radicalizado y presentan cosas que ya no entiende nadie, como el hecho de cerrar sus puertas cada vez más a las salas españolas para incrementar la presencia de las de fuera. Aunque eso puede favorecer nuestra implantación en Vigo, desde donde podríamos ejercer influencia en el norte de Portugal".

Un gigante tallado por Leiro vigila a 30 bebés sonrosados, a punto del llanto

El italiano Antonio Sindoni vendió en la feria todo lo que trajo el año pasado, así que esta edición repite en Puro Arte a pesar de la coincidencia en fechas con otro encuentro similar en Verona. En su pabellón de líneas depuradas reina la obra de su compatriota Matteo Massagrande, uno de los pintores italianos más cotizados del momento. "Lo más importante de una feria es que los compradores vayan después a las galerías, que estamos abiertas durante todo el año", puntualiza Joan Gaspar.

Algunas se han permitido el lujo de desplazar a sus artistas a Vigo. Es el caso de la alemana Neue Kunst Gallery que presenta en exclusiva las Ciudades dibujadas de Thitz. El pintor alemán retrata la vida interior de las urbes a modo de cómic en el que sólo ciertos elementos característicos distinguen unas ciudades de otras, como la torre Eiffel, la Sagrada Familia, los rascacielos de Hong Kong o Times Square. "La cotidianeidad es igual en todas partes", dice.

Las fotografías de Yolanda Ferrer son una rara avis en Puro Arte, donde escasea este soporte. Sus recreaciones de la mística de San Juan de la Cruz se expondrán en Holanda junto con los cuadros coloristas de Xaquín Chaves y las esculturas de Pepe Galán. La sala Clave, de Murcia, vuelve a decantarse por el hiperrealismo. Los protagonistas son unos 30 bebés sonrosados, a los que solo falta el sonido del llanto. Muy cerca, un gigante de Francisco Leiro les vigila. El cambadés concibió Mulido en plena guerra de los Balcanes y ahora pertenece a la Colección de Arte Gallego de Caixanova, por lo que no está en venta.

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